Sumaron un nuevo recurso para evitar que los automotores impacten contra los ladrillos que delimitan la bicisenda en el centro salteño. Colocaron bolardos, luminosos y flexibles para frenar el impacto de los neumáticos.
Desde que comenzaron a construirse, las ciclovías generaron polémica en automotores acostumbrados a tener toda la calle disponible para circular libremente y que consideran que no son necesarias. Varios conductores chocaron con los ladrillos que separan la bicisenda de la zona de autos, y reventaron sus neumáticos por su falta de atención. Otros estacionan sobre ellas como si no existieron.
También generó polémica la ciclovía del Paseo Güemes donde la calle es más angosta y hay parada de colectivos. Allí, la Municipalidad resolvió hacer la bicisenda más angosta para evitar la congestión de autos particulares y de transportes públicos.
Ahora resolvió colocar bolardos, que son postes de baja altura y que se ancla al suelo para impedir el paso de vehículos a áreas peatonales o en este caso para bicicletas.