El país enfrenta una crisis de grandes dimensiones, y lucha contrarreloj intentando frenar la propagación del coronavirus, y algunos buscan ayudar en lo que pueden. Preocupado por esta situación, el ingeniero electrónico Carlos Tamer, propietario de la empresa Radima, aprovechó el encierro para crear algo revolucionario: un prototipo de respirador artificial para los infectados que necesiten asistencia mecánica.
En diálogo con Informate Salta, Tamer explicó que su bosquejo preliminar surgió de una idea que hicieron en España, adaptada a los materiales que tenía a su disposición, y cambiando los que no podía conseguir.
Aclaró que su prototipo no puede ni pretende competir con los equipos industriales, pero sirve para atender las emergencias. Se trata de un equipo automático para suplir la falta de respiradores ante una emergencia, en caso de que se necesite asistencia simultánea.
El salteño explicó que se trata de un respirador automático, que inyecta aire al cuerpo humano y puede "significar la diferencia entre la vida y la muerte". Explicó que puede realizarse tanto con impresoras 3D como con madera, como su prototipo que es casi completamente de madera, con un par de partes metálicas y motores de impresoras reutilizados.
También dijo que se podría armar un equipo con personas de escuelas técnicas, donde él los orientaría para realizar el prototipo, que ya es funcional. Se podrían llegar a armar 50 equipos en una semana.
Finalmente, Tamer dijo que no busca de ninguna forma una finalidad económica, sino ayudar con su granito de arena. Agradeció a la colaboración de su familia, especialmente su hijo: "el héroe final de todo estos es mi hijo, hasta donó sus juguetes, algunas piezas que me sirvieron, juntos en familia logramos hacer esto".