En el contexto de la gran crisis de la zona norte de la provincia de Salta, una madre y abuela de Tartagal cuenta su versión. Se trata de Cecilia Pascual, y es parte de una de las 30 familias que viven en el kilómetro 4 de la RN 86, y conforman El Crespín.
En entrevista con La Gaceta, Cecilia habló de la realidad que viven en el lugar. Madre de nueve hijos, muchos de ellos pudieron estudiar y dedicarse a una profesión; pero para ella lo que más se necesita en estas zonas es trabajo digno e inclusión. Reclama que el Gobierno no quiere aceptar las capacitaciones propias que realizan, incluyendo las de la "ciencia" propia de su cultura.
Con 70 años, crió a sus hijos gracias a la venta de artesanías y la siembra, y asegura que la miel no se consigue por la contaminación de la tierra.
Según lo que cuenta, el problema de desnutrición se da principalmente por la falta de acompañamientos de las autoridades, así como también la contaminación del agua y las tierras.
"Hay muchas fincas por acá pero no tenemos alimentos en ninguna parte. Antes los chicos comían cosas naturales y ahora, con la contaminación de la tierra, todo es tóxico."
Para Cecilia, la solución sólo puede conseguirse si los padres y madres consiguen un trabajo digno; hay muchos que estudiaron y tienen título, pero no consiguen trabajo.
Además, Cecilia habló de su indignación: "Como persona mayor siento que se nos burlan porque al ser mujeres indígenas creen que no sabemos cuidar a nuestros hijos. Entre los años 1930-1960 no hubo desnutrición."
La mujer cupla a los agroquímicos de las fincas cercanas por la contaminación del agua y la tierra, y asegura que los niños se enferman debido a esto.
La comunidad necesita principalmente desarrollo en la economía, y como mujer wichí mayor, Cecilia asegura que nunca tuvieron una respuesta favorable de ningún gobierno. Dentro de los afortunados, ella consiguió criar a sus hijos y lograr que estudien, pero siempre les faltó calzado y ropas.
Hoy en día es abuela, y siente que la ayuda del gobierno no es suficiente para lo que necesitan. Siempre se dedicó a la siembra para sobrevivir, pero la comunidad actualmente no puede hacerlo por la la sequía, la falta de aguas y la falta de tierras.
"Para mi es una vergüenza no tener un trabajo digno para nosotros. Hay muchos chicos que están desnutridos, pero no debería pasar eso, en estos años no tenemos tierra. Nos instalamos en 300-400 hectáreas pero son tierras privadas que ya están contaminadas y eso no sirve. No tenemos frutas silvestres porque hay mucho desmonte. Algunos hermanos no conocen cómo comer pescado que también era nutritivo para la salud. La miel no se consigue, todo eso perdimos. ¿Quién tiene la culpa? El gobierno, porque nos han quitado la tierra", agregó.
Como referente de una comunidad de caciques, Cecilia dice que ningún gobierno ha ayudado correctamente a la comunidad; también dice que existen muchos engaños y confusiones al respecto, lo que significa un problema. Al no tener trabajo, muchos no pueden hacer estudiar a sus hijos para tener una vida mejor.
A esta altura y después de años de lucha, Cecilia espera que tanto el gobierno local, como el provincial y nacional den una respuesta favorable, y ayuden a la comunidad indígena a integrarse al trabajo de la sociedad, la educación y la salud. También le parece que es importante que reconozcan la cultura y cienca local, puesto que respetan a los profesionales pero no quieren perder su cultura de remedios ancestrales. "Tienen que reconocer nuestros trabajos porque los hicimos de generación en generación. Con nuestro trabajo podremos integrarnos."
Para Cecilia, las medidas de la Tarjeta Alimentaria y la entrega de bolsones no son una solución, puesto que sirven pero no alcanzan. El trabajo sigue siendo la respuesta. Muchas de las comunidades están demasiado lejos de la ciudad, por lo que estas ayudas tampoco dan solución.
El 19 de abril tendrá lugar el primer Encuentro Juvenil de Pueblos Originarios, organizado por Cebino Sinplicio, el hijo de Cecilia. Este encuentro es un espacio para presentar la política indígena, para fomentar las ideas y proyectos y de esa forma asegurar la prosperidad de las comunidades aborigenes.