Fuertes lluvias, acompañadas de viento y granizo, azotaron la Quebrada del Toro en los últimos días, provocando destrozos en las viviendas de las pocas familias que viven en este remoto paraje, y dejando a unas 50 familias sin techo en sus hogares.
El Consejo del Pueblo Tastil informó a El Tribuno que los caminos de acceso se encuentran cortados al tránsito vehicular, por el momento. Sin embargo, funcionarios están recorriendo la zona para hacer una evaluación de los daños para poder elaborar un plan de ayuda a los damnificados.
Por lo pronto, el intendente de Campo Quijano, Carlos Folloni, aseguró que se enviaron bidones de agua potable, plásticos cobertores y víveres para las familias afectadas. El agua es una de las mayores preocupaciones porque, si bien las familias cuentan con pozos, con la crecida del río el agua termina contaminada con los sedimentos de arrastre del cauce.
Hacer llegar la ayuda no es fácil, ya que en la Quebrada del Toro no hay poblaciones concentradas, sino que sus habitantes se encuentran dispersos por la precordillera, a extensas distancias uno de otro, en un radio de unos 500 kilómetros. Y la instransitabilidad de los caminos torna aún más dificil la situación.