Rosario Central despidió al socio vitalicio más longevo del fútbol argentino

La Academia confirmó la muerte de César Martínez, que tenía más de 100 años y fue directivo canalla.

Rosario Central despidió al socio vitalicio más longevo del fútbol argentino
El hincha auriazul participó en 2018 en las últimas elecciones que organizó el club.

“Se nos fue el más grande”, se lamentaron en Rosario Central este martes a la mañana. El club despidió de esta manera a César Martínez, que murió a los 102 años y tiempo atrás fue reconocido por la entidad como el socio vitalicio más longevo del fútbol argentino.

Mediante un breve comunicado publicado en redes sociales, la Academia compartió la noticia del fallecimiento del exdirectivo auriazul. Además de expresar su “pesar y profunda tristeza”, la institución manifestó: “Acompañamos a su familia en este difícil momento”.

Martínez llegó a ser parte de la comisión directiva del club en más de nueve décadas como socio.
Martínez llegó a ser parte de la comisión directiva del club en más de nueve décadas como socio.

Don César nació el 13 de abril de 1919 y se hizo socio de Central cuando era un niño. Así pasaron casi nueve décadas hasta que la entidad decidió rendirle homenaje como el vitalicio de mayor edad entre los clubes argentinos.

Al margen de aquel reconocimiento tres años atrás, Martínez se mantuvo siempre vinculado a la vida canalla dentro de sus posibilidades. En 2018 no sólo recibió el aplauso de los hinchas sobre el césped del Gigante de Arroyito. También fue a votar a las últimas elecciones para la renovación de autoridades.

En 2018, el club organizó un acto en el Gigante de Arroyito para reconocer al vitalicio más longevo del fútbol argentino.
En 2018, el club organizó un acto en el Gigante de Arroyito para reconocer al vitalicio más longevo del fútbol argentino.

“Ser el más viejo de los centralistas es uno de los último regalos que me dio la vida. No lo hubiera soñado nunca”, contó Martínez en una entrevista que le hicieron en la Academia. En medio de la emoción, el anciano dijo que el Canall “se mete en el alma de la gente y la impregna de tanto poder anímico que es capaz de cambiarle la sangre: de roja la convierte en azul y amarilla”.