Carlos Sala era un cura de 61 años que trabajaba en la iglesia de San Miguel Arcángel, de la localidad de Máximo Paz, y falleció tras agonizar un mes, luego de recibir disparos de arma de fuego en un confuso intento de robo.
El párroco fue baleado el pasado 5 de octubre, cuando conducía su auto en una calle de ripio cercana a la ruta 90, de camino a Rosario.
Según señalaron los testigos, Sala llegó lúcido a la estación de servicio, manchado de sangre y en estado de desvanecimiento. Incluso pudo contar lo ocurrido.
Según declaró el sacerdote, detuvo la marcha de su auto cerca del acceso de Santa Teresa. Cuando descendió de este lo abordaron dos hombres, que lo tiraron al suelo y forcejearon para robarle.
El cura había comentado que llevaba unos 80 mil pesos que había recolectado por donaciones, pero el dinero permaneció en el auto.
Cómo fue el intento de robo
Sala se encontraba internado desde hacía casi un mes en el hospital de Villa Constitución. El episodio sigue bajo investigación, a cargo de la fiscal Analía Saravalli, ya que si bien la víctima aseguró que se trató de un intento de robo, el dinero se encontró en el lugar del hecho.
El cura viajaba en su Chevrolet Onix azul por la ruta 90 y decidió frenar en un camino de ripio, a la altura de la localidad de Santa Teresa para orinar. Fue entonces cuando lo sorprendieron dos delincuentes que, tras forcejear, le dispararon. Herido de bala, el sacerdote llegó a una estación de servicio para pedir auxilio.
Sala debió ser intervenido quirúrgicamente por heridas de arma de fuego: tenía heridas en el pecho y el abdomen. El pasado sábado, finalmente, se confirmó su deceso.
Los investigadores secuestraron un maletín gris del interior del auto y una bandolera, donde estaba la billetera de la víctima y medicamentos.