En la previa del debut por el Torneo Clausura, Godoy Cruz se prepara para enfrentar a Rosario Central, que llega con la expectativa despierta por el regreso de Ángel Di María al fútbol argentino. En ese contexto, su director técnico, Esteban Solari, lanzó una frase que encendió la atención de los medios y los hinchas.
“Alguna patadita le vamos a dar a Di María…”, comentó al ser consultado por la presencia de Fideo en el equipo rival. La frase, dicha con tono desafiante, evidencia la postura competitiva que adoptará su equipo ante una figura de peso.

El entrenador rosarino reconoció el impacto que genera la llegada de Di María, pero destacó que su equipo no se sentirá intimidado. “Es un jugador muy importante, pero también hablaremos de estrategia, de táctica...”, señaló en una entrevista, subrayando que no hay privilegios en la cancha.
La referencia a una “patadita” puede interpretarse como una metáfora futbolística que busca disuadir al juez o a su rival, o también como un mensaje claro: no habrá contemplaciones dentro del terreno de juego.

Este cruce mediático se suma a la expectación en torno al partido del viernes, que marcará el retorno de Di María al fútbol local, tras su extensa trayectoria en Europa. Godoy Cruz, por su parte, quiere aprovechar la energía del estreno para sumar puntos en su meta de consolidarse en la tabla.
El encuentro también reúne una tradición rosarina. Rosario Central recibirá a un refuerzo que vuelve con la ilusión de conquistar títulos y alimentar la pasión de su gente, mientras Godoy Cruz se presenta con el envión de nuevas ideas tácticas y la defensa como bandera.

Más allá del comentario picante, la frase de Solari alimenta una rivalidad sana pero intensa, característica del fútbol argentino. El técnico pretende encender el espíritu competitivo de su plantel y generar un clima de partido grande.
Para Godoy Cruz representa un desafío: medir fuerzas con un equipo que no solo suma un nombre, sino también cargado de experiencia y liderazgo. Y para Central, el choque será la prueba del impacto real que puede tener el campeón del mundo en el campo de juego.