La ciudad de Rosario se ve sacudida por un escándalo que mezcla el glamour de la moda con el delito financiero. María Alejandro Tedesco, dueña del emblemático local de alta costura “Alesca”, fue imputada junto a su esposo y otra pareja de colaboradores por liderar una estafa piramidal que afectó a casi 40 personas. La maniobra, que operaba desde el comercio ubicado en calle Italia al 700, consistía en atraer inversores bajo la promesa de rentabilidades extraordinarias, que oscilaban entre el 18% y el 30% mensual en dólares y pesos.

Según la investigación encabezada por la fiscal María Teresa Granato, el grupo utilizó la trayectoria del local y fotos con personalidades y futbolistas para construir una imagen de solvencia ficticia. Tedesco convencía a las víctimas de que el capital se destinaba a la importación de telas e insumos exclusivos para sus vestidos. Sin embargo, las pruebas judiciales indican que el dinero no se volcaba a la producción, sino que se utilizaba para pagar intereses a inversores anteriores y cubrir gastos personales de los acusados.
Un esquema Ponzi de medio millón de dólares con sellos de lujo
El fraude, que colapsó en septiembre de 2024 cuando se cortaron los pagos de manera abrupta, alcanzaría una cifra cercana a los 600 mil dólares y más de 100 millones de pesos. El rol de los colaboradores fue fundamental para la expansión del ardid: María Juncos, administrativa del local, coordinaba los pagos y la entrega de pagarés, mientras que su marido, el coiffeur Rodrigo Ruggeri, aprovechaba la confianza de sus clientes en la peluquería para recomendar la inversión como una oportunidad segura y altamente rentable.

Por su parte, el esposo de la diseñadora, Jaime Mestre, fue señalado por prestar colaboración en el manejo físico del efectivo y la realización de pagos parciales para mantener la apariencia de cumplimiento. La organización había llegado a un nivel de sofisticación tal que abrieron una oficina específica a una cuadra del local principal para gestionar las finanzas de forma separada a la costura, intentando no “contaminar” la imagen del salón de ventas mientras el esquema crecía de forma insostenible.
El juez Hernán Postma dictó el procesamiento de los cuatro involucrados por el delito de estafa reiterada. A pesar de la magnitud del desfalco y del daño patrimonial causado a las 38 víctimas identificadas hasta el momento, los acusados transitarán el proceso judicial en libertad. Para ello, deberán cumplir estrictas normas de conducta impuestas por el magistrado mientras continúa la recolección de pruebas y se analiza si existen más damnificados en la región.
El caso de Alesca deja una huella profunda en el sector comercial rosarino, evidenciando cómo una fachada de prestigio y años de trayectoria pueden ser instrumentalizados para engañar incluso a círculos cercanos. Mientras la justicia avanza, las víctimas buscan recuperar sus ahorros, atrapados en un sistema que prometía “el sueño de crear” pero terminó en un derrumbe financiero que desnudó las costuras de una organización dedicada al engaño sistemático.

































