Rosario es indiscutible cuna de campeones y no sólo porque tuvo el privilegio de ver nacer al astro Lionel Messi. La ciudad de la Bandera también nos dio a otro excelso futbolista: Ángel Di María, que fue recientemente homenajeado por El Torito, el club de barrio en el que dio sus primeros pasos.
El club ubicado en barrio Alberdi fue la institución donde “Fideo” hizo sus primeros goles y en la que, según dicen sus autoridades, nunca perdieron la fe en el jugador, aún cuando el mundo se tiraba en su contra. Germán Ángel, presidente de El Torito, contó en una entrevista con Sí 98.9 que el lugar fue sede de los festejos por el triunfo de Argentina frente a Francia y Di María, clave en el desarrollo de la victoria albiceleste, representa un orgullo para la institución barrial.
“Hoy festejan todos pero hubo periodistas muy críticos. Al ídolo hay que cuidarlo y nosotros lo hicimos. Cuando le salían mal las cosas hicimos un mural de tres metros. Apostamos en Ángel en los peores momentos”, expresó el directivo.
Y agregó: “Tenemos más de 20 jugadores que han llegado a primera división y es nuestro orgullo. Angelito hoy campeón del mundo es lo más alto que tenemos. La frase del club es ‘Pasión de barrio que alcanza el mundo’ y con ese sentido pertenencia los chicos nunca dejan de soñar”.
Cómo fue la infancia de Di María en Rosario
Según Ángel, “Fideo” vivía a dos cuadras del club y era su mamá la que lo llevaba a entrenar, mientras su papá, el carbonero del barrio, salía a repartir con su Rastrojero. A veces, el pibe flaco y desgarbado faltaba a las prácticas porque ayudaba con el oficio paterno.
Fue el mismo jugador el que en una entrevista contó sus orígenes humildes y cómo a veces el plato de comida diario en la mesa dependía de que su padre pudiera cubrir las ventas diarias de carbón. El sentido de responsabilidad de Ángel logró que pudiera superar las adversidades y darle a su familia un mejor pasar económico.
Di María se destaca por su físico y su paso ligero dentro de la cancha. Si bien su habilidad está más que probada a lo largo de los años, el directivo cuenta: “Había un profe nos decía que era muy flaquito, pero hay que apostar, no hay que dejar chicos de lado por una condición. Eso se supera y se trabaja”.