Finalmente este lunes la Justicia imputó al religioso que se desempeñaba en el Cottolengo Don Orione, ubicado en la localidad de General Lagos, por casos de abuso contra algunos de los internos de la institución y dictaminó además la prisión preventiva, inicialmente por 30 días para el sujeto.
La audiencia imputativa se inició pasadas las 9 en el Centro de Justicia Penal y en el banquillo de los acusados se sentó al hermano Juan Aveiro, tal cual se lo conocía en el cottolengo, de 53 años de edad. El hombre tuvo que viajar desde la provincia de Buenos Aires donde había sido recluido por las autoridades religiosas mientras se sustanciaba la investigación.
A Aveiro le imputaron los delitos de abuso sexual agravado por haber sido cometido por persona encargado de la guarda de las víctima en dos hechos y abuso sexual gravemente ultrajante agravado por persona encargado de la guarda en un hecho.
Así, la fiscal Nora Marull de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual logró demostrar tres hechos de abuso sexual hacia personas con diferentes grados de retrasos madurativos, quienes se encontraban bajo la guarda del imputado, en diversas oportunidades indeterminadas en el periodo 2010 y 2018
Al parecer, Aveiro aprovechaba los momentos en que las víctimas se encontraban a su cargo y abusaba sexualmente de las mismas.
A cargo de la audiencia estuvo la jueza de Primera Instancia, Mónica Lamperti quien aceptó la calificación legal presentada por la Fiscalía y dictó prisión preventiva efectiva hasta el 6 de julio, fecha en que volverá a revisarse su continuidad tras las rejas a la espera del juicio.
La primera denuncia alrededor del Aveiro se realizó en mayo cuando un muchacho de 20 años indicó, primero en su entorno y luego en la Justicia, que el miembro de la congregación había abusado de él.
Los planteos fueron ratificados incluso por personal del cottolengo. “Le compraba cerveza y él (chico) no comía en el hogar porque se iba a comer con este hermano y cuando se iba a comer, se ve que pasaban cosas”, indicó oportunamente una empleada del lugar.
“Yo estoy muy cerca de donde él trabaja y yo he visto que él estaba manoseando a otro chico que no se sabe defender y no se sabe expresar”, agregó la mujer.