Es una postal repetido en el comienzo y el final del ciclo lectivo, los estudiantes de los últimos dos años de los colegios secundarios de la ciudad festejan de una manera muy especial.
Con disfraces, pintados, espuma, papel picado y redoblantes, los jóvenes de 16 y 17 años protagonizaban este viernes una ruidosa celebración que en algunos casos generó molestia de vecinos en el inicio de la jornada laboral.
Desde temprano en la madrugada los adolescentes se reunieron frente a la puerta de sus colegios entonando cánticos e impidiendo dormir a más de uno.
El bulevar Oroño, por caso, fue uno de los epicentros de los festejos producto de la gran cantidad de establecimientos educativos que allí funcionan.
Con una jornada a pleno sol, se guardaba gran presencia de estudiantes en las plazas y parques de la ciudad hasta llegar a la concentración central en el Patio Cívico del Monumento a la Bandera previsto prevista para la tarde.