Este lunes un nuevo caso dejó al descubierto una modalidad que va en ascenso. Un hombre estacionó su Amarok frente a un bar y se fue a desayunar. Al regresar no estaba más su bolso con sus pertenencias (dinero y documentación).
Los malvivientes eran de La Francia y en un abrir y cerrar de ojos, abrieron la puerta sin necesidad de hacer pestañear la alarma ni teniendo que forzar las puertas.
El domingo, en un domicilio de barrio Rivadavia, en Río Primero, una familia constató que mientras se habían ausentado de su hogar, autores ignorados habían ingresado a la vivienda, pese a contar con sistema de alarma. "La casa tenía la alarma colocada y no saltó", sostuvo el comisario de la dependencia local, Santiago Pissani.
Para la policía el factor común en estos casos fue la utilización de un inhibidor de alarmas. Los delincuentes esperan cerca y utilizan un dispositivo que genera un ruido electrónico que interfiere la conexión del cierre centralizado y la llave, lo que inhibe la señal. Los dueños aprietan el botón pero no accionan la alarma ni el cierre.
Pissani remarcó que "hay que prevenir a la gente sobre los inhibidores de alarma. Incluso cuando estén saliendo de sus casas, se pueden desactivar alarmas domiciliarias en el mismo momento en que nosotros la activamos para salir", advirtió.
La clave para evitar ser blanco de la delincuencia por esta metodología, será comprobar que la puerta haya quedado efectivamente cerrada y no confiar en la distancia.