Carlos Alabe, de profesión arquitecto y de oficio soñador, allá por junio del 2009 comenzó con un acto inaugural, el inicio de esta obra monumental. Lejanos quedaron los 47 mil pesos de donación de la Casa Garrahan Buenos Aires para el punta pié inicial.
Como todo visionario, en aquel inicio de obra, Alabe arrancó su discurso ya viendo hecho realidad el edificio que se inaugurará a fines del próximo agosto diez años después. Por eso es que a los pocos segundos de su discurso sorprendió a los presentes, cuando brotaron lágrimas de sus ojos, ante quienes solo veían un terreno, apenas desmalezado y apisonado.
Pasaron diez años en la vida del creador y presidente de la Fundación Ciudad Limpia y con ellos vinieron maratones solidarias, colectas, juntada de tapitas de gaseosa, gestiones políticas y de las otras, palabras cumplidas, incumplidas y mucho más. También vinieron algunos sustos cardíacos y algo de stress para lo que el mismo define "el proyecto más grande de su vida".
Un día, declaró en un medio radial, después de algunas complicaciones de salud "me dijo el doctor que tengo que hacer reposo" y comenzó a reír mientras le explicaba el médico en que proyecto se había metido.
Hablando de números, el último balance, arrojó un costo de cinco millones de dólares de inversión. Alabe declaró que "es histórico para la provincia, nunca se hizo una obra semejante desde la solidaridad". "Quedará para generaciones futuras".
Aclaró que "tengo que valorar a la gente, que ayudó al principio, en la mitad y al final de la obra. Esto es algo que nos va a trascender, va a superar nuestras vidas, y va a quedar para mucha gente."
Lo cierto, dijo en diálogo con Radio facundo Quiroga, es que el próximo 26 de agosto (día nacional de la solidaridad) va a estar habilitado este albergue de recuperación regional de pediatría. Agregó también, que es un orgullo en lo personal y como arquitecto, porque el presidente de la Fundación Garrahan me dijo que esta casa va a ser el modelo a seguir para todo el país, y no el modelo de Capital Federal.
Para cerrar a pura emoción dijo "el acto de inauguración será cantando el Himno, con lágrimas en los ojos, por haber logrado algo que en los comienzos parecía la fantasía de un tarado".