Una familia puntaltense se reencontró en la Antártida

A más de 3 mil kilómetros de distancia de Punta Alta, la emoción sorprendió al Capitán de Corbeta Guillermo Cardozo y al Cadete Naval Damián Cardozo. Padre e hijo se encontraron después de un año en la Base Antártica Conjunta Orcadas.

Una familia puntaltense se reencontró en la Antártida
Una familia puntaltense se reencontró en la Antártida

El Capitán de Corbeta Técnico Guillermo Ramón Cardozo se desempeña como Jefe de la Base Antártica Conjunta Orcadas (BACO). Lo hace desde su arribo al continente blanco para la invernada 2023 y hasta el relevo y recambio de dotación en marzo de este año, cuando finalice la actual Campaña Antártica de Verano (CAV).

Mientras se desarrollaba la primera etapa de campaña se encontró con su hijo, el Cadete de Tercer año de la Escuela Naval Militar (ESNM) Damián Leonel Cardozo; quien llegó a la base a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar”, como parte de las actividades planificadas.

Una familia puntaltense se reencontró en la Antártida
Una familia puntaltense se reencontró en la Antártida

En sus actividades laborales, padre e hijo, coincidieron el 6 de enero en Orcadas. El Jefe de la BACO, Capitán Cardozo, recibió a una comitiva de tripulantes del rompehielos y entre ellos estaba su hijo. Compartir la profesión de ser marinos les posibilitó este cálido momento de un abrazo lejos de casa, luego de meses sin verse.

Guillermo y Damián estaban contentos; no lo podían creer. “Siento una emoción que no puedo describir en palabras. No lo veía desde hace un año, y el reencuentro se produce en este lugar tan especial. Además del orgullo propio de ser su padre, me hace muy feliz ver cómo sus sacrificios y logros son reconocidos”, expresó el Capitán Cardozo.

“Tenía un nudo en la garganta al momento de verlo. Conocer el lugar donde estuvo durante un año y todo lo que realizó me hizo sentir aún más orgullo de él”, contó su hijo.

Los Cardozo son parte de la Armada Argentina. Guillermo la integra desde su ingreso en 1994, con una larga trayectoria en la Institución. Mientras que Damián transita sus primeros años de carrera desde 2022. Ambos ingresaron por su gusto a las actividades náuticas, el buceo, y las instituciones de Armas.

Vidas al servicio del mar

Guillermo Ramón Cardozo tiene 51 años. Nació en octubre de 1972 en General San Martín, zona norte del Gran Buenos Aires, y vivió desde chico en Mar del Plata. Hizo la primaria en la Escuela N° 27 “Eduardo Peralta Ramos” y la secundaria en la Técnica Nacional N° 1 “Domingo F. Sarmiento”.

Luego de su ingreso a la Armada, estuvo destinado en Puerto Belgrano, al sur de la provincia de Buenos Aires, y en Mar del Plata. Actualmente vive con su esposa e hija menor en Punta Alta.

El ahora jefe de base, recorrió varios años de su carrera como Suboficial Mecánico Armas Submarinas, hasta que en 2009 hizo el Curso de Ascenso de Suboficial a Oficial (CASO).

Una familia puntaltense se reencontró en la Antártida
Una familia puntaltense se reencontró en la Antártida

Por su parte, Damián Leonel Cardozo tiene 24 años. Nació en junio de 1999 en Puerto Belgrano y vivió en Punta Alta hasta los 14 años, cuando se trasladaron a Mar del Plata.

Damián es hijo del primer matrimonio de Guillermo. Su mamá, Sandra Marizol Guari también es militar, Suboficial Primero Mecánica en Sistemas. Así que él conoce la Armada desde que nació y quiso ser marino como sus padres. Su familia se completa con otro hermano que vive en Mar del Plata.

Tiene los mejores recuerdos del barrio Nueva Bahía Blanca de Punta Alta y de la zona de La Perla en Mar del Plata. Comenzó la Escuela Técnica Nº 1 al sur de Buenos Aires y terminó el secundario en el mismo instituto educativo que su padre. En 2018 comenzó a estudiar Derecho en la Universidad Nacional de Mar del Plata, carrera que es un pendiente en su vida. Con su papá comparte la pasión por el buceo deportivo, y ambos son buzos de dos estrellas.

El joven futuro Guardiamarina, rindió y logró ser convocado en 2022 para cursar la carrera de Oficial de Marina. Sabía que en la Armada encontraría un lugar de aventura, experiencias diferentes y donde fundamentalmente aprendería el arte de navegar.

Su designación para formar parte del grupo de la ESNM como tripulación del RHAI en la primera etapa de CAV no fue casual, pero sí inesperada para él, ya que fue seleccionado entre los cadetes de mejor desempeño.

Fuente: Gaceta Marinera