Laura Griselda Cristaldo es puntaltense y tiene 34 años. Desde que ingresó a la Escuela de Suboficiales para convertirse en militar, siempre deseó ser parte de la dotación de la fragata ARA “Libertad”, conocer puertos extranjeros y navegar distintos mares en busca de nuevas experiencias.
Tal como lo publicó La Nueva, lo logró durante su último viaje de instrucción por el continente americano. Y no sólo cumplió aquel anhelo, sino que también sentó el precedente de ser la primera mujer radarista que tuvo hasta ahora el elegante buque escuela de la Armada.
“Fue una experiencia única desde lo profesional y personal. Uno afianza todos los conocimientos aprendidos y a la vez tiene la posibilidad de conocer otros países, su gente y su cultura”, expresó.
Como cabo principal de la especialidad Mecánica en Sistemas, estuvo a cargo de la División Reparaciones Electrónicas, con la tarea de verificar el buen funcionamiento de los equipos de navegación de la fragata .
El viaje duró casi cuatro meses, recorrió unas 13.ooo millas náuticas y tuvo en su itinerario los puertos extranjeros de Fortaleza, Recife y Río de Janeiro (Brasil), San Juan (Puerto Rico), Baltimore (Estados Unidos), Bridgetown (Barbados) y Montevideo (Uruguay). La fragata regresó a Buenos Aires en noviembre, y desde fines de diciembre se encuentra en alistamiento en Puerto Belgrano.
“Fue un viaje inolvidable. Levantarme y ver lo que se me presentaba día a día a través del ojo de buey fue una sensación que no puedo explicar —expresa Laura–. Para mí, fue un premio. Y también deja un precedente para las futuras generaciones de mujeres.”
Especialidad
Laura nunca imaginó ser radarista. Su aspiración en la fuerza era ser administrativa o del área de las comunicaciones, así que la designación de su especialidad la tomó por sorpresa.
Se convenció y se sintió cómoda con el rumbo formativo que le habían señalado cuando advirtió que cada nueva materia la aprobaba con calificaciones altas: “Eso me motivó y hoy sé que una especialidad mejor no me podría haber tocado”.
Asegura que ser mecánica en Sistemas, electrónica, radarista le abrió muchos caminos, la alentó a crecer como persona y la llevó a interiorizarse y profundizar sus conocimientos sobre los equipos tecnológicos que la Armada utiliza.
Su historia familiar
“Mi familia es militar y eso me alentó a ingresar a la Armada”, señala Laura. Papá Alejandro es infante de Marina, mamá Mirta es enfermera naval, su hermano Nahuel es soldado del Ejército, su hermana Mayra es cabo cocinera, y su pareja Gabriel es cabo aeronáutico. Aranza, su hermana más chica, es la única que eligió otra actividad: empleada de comercio.
“Veía una proyección a futuro con respecto a la formación que uno puede llegar a tener y me interesó también la posibilidad de vivir una experiencia nueva al embarcarme”, relata la cabo radarista, que en sus 13 años de carrera ya navegó en el rompehielos “Almirante Irízar” por la Antártida, en el transporte “Bahía San Blas” en el sur, y en el multipropósito “Ciudad de Zárate” por el Delta del río Paraná. Ahora, con el recambio de tripulación de la fragata, a Laura la espera el destructor ARA “Sarandí”, otro buque con destino de mar.
Fuente: La Nueva
