Este año a Nicolás (11), Santino (7), Ignacio (9) y Benjamín (5) se les ocurrió el proyecto de pintar latas, manifestó Juana, abuela de los menores, "ellos involucran a toda la familia".
Además agregó que "la historia es muy simple, siempre intentamos poner nuestro granito de arena para conservar en condiciones la ecología. Cada año antes de regresar a nuestra casa intentamos juntar con mi hija y la colaboración de los chicos, todos los residuos diseminados en la arena. Después los depositamos donde corresponden.
Siguió, "juntar las colillas es algo complicado porque hay muchísimas y la labor se hace ardua, agotadora y casi podría decirte imposible, ya que no se alcanzan a juntar ni la mitad de lo que tiran. Se hace difícil recolectarlas a todas, muchas de ellas terminan dentro el mar".
"La temporada anterior repartimos minibolsitas. Luego les pedíamos que una vez apagado el cigarrillo, depositaran las colillas en ella y se las llevaran a sus casas para tirarlas con sus residuos, ya que son altamente contaminante", finalizó.