Querido hijo Fer: Cuando esperamos un hijo tenemos un cumulo de alegrías y esperanzas en nuestra mente. ¿Cómo será?
Llega el día tan esperado, lo tenemos en nuestros brazos, tus manecitas se aferran en las mías y esa mirada solo nosotros los sabemos.
Pasan los días, los meses y los años, él ha crecido a un ritmo feroz, en qué momento se ha vuelto tan alto?
Paseamos en bici, te acompañe a la escuela, al club de básquet.
¿No fue ayer cuando te deleitabas con mis poesías? Crecías y yo te seguía diciendo mi bebé… se reían tus amigos.
Así empezaste a volar, elegiste la Escuela Naval Militar, querías ser submarinista, me dio miedo pero te acompañamos con papá. Siempre tus mejores promedios, tus distinciones. Orgullosos de vos. Por tus logros.
De a poco te convertiste en un hombre de bien, formaste una familia, esposa e hija Martina.
Hoy la vida nos jugó una mala pasada, solo Dios es testigo del inmenso dolor y vacío que hoy siento.
Volaste tan alto que no puedo alcanzarte, sin despedirnos solo me dijiste desde Ushuaia ¨ Ma¨ te mando fotos y nos vemos en Navidad… te dije cuídate Fer…
Este Día de la Madre será distinto, esta papá, tu hermana, sus sobrinos, pero no estas vos, me quedo con tus anécdotas, tu risa, tus fotos y tu recuerdo. Ese llamado que no llegará y ese abrazo que queda pendiente para cuando volvamos a encontrarnos.
¨ASÍ COMO EL MAR QUE MIRAS, ASÍ DE INMENSO ES MI AMOR POR TI¨ María Rosa.