Las neuronas adolescentes recién se despiertan a las 9 de la mañana y están listas para aprender a las 10, y por esa y otras razones el filósofo Alejandro Piscitelli propone un "hackeo" de la escuela actual porque es "abstracta y transmite conocimientos abstractos".
Y la "educación emocional es más importante que la cognitiva, plantea el "hacker" -no en el sentido de la piratería digital- que ha trabajado en Misiones y escuelas de México y España en la innovación educativa.
La Escuela de Robótica de Misiones y la Escuela Secundaria de Innovación le deben su aporte, sumado al de la diputado Flavia Morales y otros especialistas. Piscitelli estuvo en Posadas para exponer en la Primera Jornada de Sensibilización de la Línea Suma tu Escuela 2019 de la Escuela de Robótica de Misiones.
"Los chicos del secundario tienen una cronobiología diferente y se despiertan a las 9 de la mañana. Su neurona no se despierta a las 8, entonces no le pongas matemática, física o química de 8 a 10, porque ni siquiera sabe de qué se está tratando". Alejandro Piscitelli lo dice con la firmeza y la experiencia de la investigación y la práctica de toda una vida, en diálogo con MisionesOnline TV.
Por eso el filósofo y director del Laboratorio de Investigación Pedagógica y Comunicación de la UBA, la escuela de hoy debe cambiar. También, avanzar en la cultura de la producción sobre la del consumo y reconocer que "la educación emocional es más importante que la educación cognitiva".
Para eso hay que "hackear" la escuela de hoy porque es "abstracta y transmite conocimientos abstractos". Ese "hackeo" o programación incluye el espacio, el tiempo, los contenidos, la evaluación y las emociones.
Y la innovación educativa, necesita de un nuevo espacio físico, diseñado por arquitectos del aprendizaje, y hackers que no son los "piratas" del ciberespacio sino creadores. Desaparece la antigua clase "fordista", como cadena de montaje, con alumnos en fila escuchando al profe, y se crea la educación disruptiva y la emocional, "más importante" que la cognitiva, asegura Piscitelli.
¿Cómo es el hackeo del tiempo?
Es necesario el hackeo del tiempo, dividido ahora en materias por 40 minutos; y así no se puede aprender. Primero, porque los chicos del secundario tienen una cronobiología diferente y se despiertan a las 9 de la mañana, como lo trabajó mucho Diego Golombek, un gran científico argentino.
¿Y el hackeo del espacio y del edificio escolar?
Son básicamente cinco cosas que hay que hacer. El hackeo del espacio, porque el espacio que tenemos ahora no nos sirve: el espacio fordista, los bancos mirando para delante. Ahí entran los arquitectos del aprendizaje, como (la holandesa) Rosan Bosch, que hizo las escuelas Vittra en Estocolmo. Trabajé en una experiencia parecida con Juan Carlos Baumgarntner, en México, y con el pakistaní, Prakash Nair, en España. Ellos dicen que así no se aprender y que es un espacio antiaprendizaje, en el que está todo el mundo mirando a la nuca del otro y escuchando a alguien.
¿Hackear el tiempo es más difícil?
El biólogo Diego Golombek dice que la neurona del adolescente se despierta a la diez de la mañana. Pero en algunos países han cambiado y los chicos entran a la escuela a las 9 o 10 de la mañana. Es posible el hackeo del tiempo, el hackeo del espacio, el hackeo de los contenidos. Seguimos transmitiendo contenidos, textos, lo que dijo la historia, y los contenidos están en Internet están la Wikipedia. Para eso no hace falta ir a la escuela.
¿Hay más hackeos?
El hackeo de la evaluación, que es la cuarta dimensión. Hacemos evaluaciones cuantitativas, tipo Pisa, Aprender, llenando cuadraditos, múltiple choice. Recomiendo a la especialista Mariana Maggio (especialista en Tecnología Educativa) de Filosofía y Letras en la UBA quien mejor trabaja la evaluación significativa.
Usted también incluyó la educación emocional.
Lo más importante es el hackeo de los vínculos emocionales, que tiene que ver con las relaciones de poder, las emociones, con lo que (el psicólogo estadounidense Howard) Gardner llama inteligencias interpersonales e intrapersonales. Estamos pensando en la inteligencia post Gardner más allá de las que Gardner enunció hace 25 años sobre las inteligencias múltiples, o las cinco mentes del futuro. Hay resultados medibles, ¿por qué cuesta tanto escalarlo?.
¿Cómo ve la actividad de la Escuela de Robótica?
Sí, de la producción. Cada lugar busca y avanza por distintos caminos el tema de la cultura maker, que es el pasaje del consumo a la producción vinculado con la robótica, con las impresoras 3D, con una civilización post industrial, con la fabricación a medida. Y Misiones, sobre todo en la escuela de robótica, está avanzando. La Nación también está haciendo un esfuerzo importante comprando equipos para miles de escuelas que van en dirección a la robótica. Hoy la escuela transmite conocimientos abstractos.
¿Tal como el viejo bachillerato?
¡Es que sigue siendo igual! Es algo enciclopédico, pero ahora menos justificable. Aunque las tablas de multiplicar hay que aprenderlas de memoria, como las taxonomías. Porque cuando uno razona está haciendo inferencia, buscando conexiones, necesita tener los datos en la cabeza. Al revés: no necesitamos menos memorización, sino mejor memorización.
¿Cómo preparar a nuestros hijos y nietos para el mundo del futuro, cuando esquemas como el bachillerato ya no sirven?
Bueno… el bachillerato funciona todavía hoy como una educación emocional, ¿no? Es el lugar donde uno se junta con sus amigos, un lugar de sus afectos, también del desmonopolio del poder parental. Da la posibilidad de interactuar con otros chicos, otros afectos, otras mentalidades y clases sociales. La escuela, en ese sentido, es buenísima para hacer ese caldo de diversidad y variedad.
¿Y la preparación para los trabajos que desaparecerán o los empleos nuevos?
Hay algo que tenemos los argentinos, que no lo tiene nadie: somos expertos en vivir en el caos. Nosotros decimos que el mundo es VUCA (sigla en inglés) por volátil, incierto, complejo y ambiguo. Los argentinos somos todos "vuquistas" y en ese sentido tenemos ventaja respecto al resto de la gente. Nadie en el mundo tiene la inflación, que tenemos nosotros, ni nuestros ciclones económicos o inestabilidad, y sin embargo la gente no está esquizofrénica, ni se pega tiros en la calle. Hay algo en la cultura nuestra que nos lleva a ser muy resilientes. Y en cuanto a las profesiones: las profesiones mutan, cambian. Sobre eso no podemos especular. Un chico del futuro necesita un pensamiento crítico y creativo, interacción afectiva e interacción comunicativa; con esas cuatro cosas se come el mundo.
Volvemos a lo emocional y a la gran importancia que Usted le asigna.
De vuelta: es inconcebible que la escuela que nosotros tenemos no se haya dado cuenta que lo que más define a una persona es el entrenamiento y el trabajo sobre sus emociones. Mucho más que sobre lo cognitivo. Pero las emociones es una cosa muy sofisticada que ha frustrado a muchísima gente y que no es natural. Las emociones se inventan en el lenguaje, se construyen en la experiencia histórica. La escuela tiene esa obligación, porque es mucho más importante la educación emocional que la educación cognitiva. Cómo yo voy a aprender a querer y cómo voy a aprender a conocer si no sé querer, si no sé qué es querer y no sé que es querer conocer. La educación emocional es básica para cualquier otro tipo de educación.