Jóvenes de la región disfrutaron de la noche a orillas del Paraná y volvieron a revivir una de las fiestas más características de la capital misionera, la Fiesta de Disfraces. Eran jóvenes que llegaron desde distintos puntos, ciudades del interior de la provincia, Corrientes, Chaco y hasta Encarnación (Paraguay).
La creatividad es una de las características de este tipo de eventos ya que los jóvenes deben ingeniarse a ver cuál será el personaje que los representará esa noche. Series, dibujos animados, películas de terror. Las puertas del predio se abrieron a las 22, pero la gran mayoría llegó en las primeras horas de la madrugada del domingo. Para poder acceder a la pista principal había que presentar DNI y acreditar que se era mayor de edad.
La convocatoria fue un poco menor que la edición anterior. Sin embargo, la Playa Virgen de Fátima, ubicada en la Costanera sur de Posadas, reunió a miles de personas por quinto año consecutivo. Las casas de ventas de disfraces posadeñas tuvieron mucho movimiento durante todo el día.
La organización del evento dispuso de colectivos urbanos para ir y volver del evento los cuales salían desde las avenidas Mitre y Costanera y tenían un valor de $160.El lugar contó con un sector de barras donde una botellita de agua tenía un valor de $100 y las cervezas más económicas se comercializaban a partir de los $130 la lata. Las bebidas blancas y los espumantes arrancaban desde los $200 y $350 respectivamente y alcanzaban un máximo de $1800 (la botella con cuatro energizantes) y $1500.
También había un espacio de “Food Trucks” y un sector donde se hacían tatuajesTambién se hicieron presentes algunas unidades de ambulancia que se encontraba en la entrada y el sector VIP dispuso con WIFI que brindó Marandú Comunicaciones.
El operativo de protección estuvo compuesto por la Policía de Misiones (apostados principalmente afuera) y por personal privado que contrató la empresa organizadora. Sobre el final se registraron algunas peleas y nadie de seguridad llegó a intervenir. Los presentes pudieron desarmar las pequeñas riñas.