Las elecciones de 2023 representan una oportunidad sin precedentes para el liberalismo argentino. Los últimos años han visto un reverdecer de nuestras ideas en buena medida motorizadas por el surgimiento de las redes sociales, la emergencia de voceros potentes y un hartazgo in crescendo con políticos de un lado y otro de la grieta que no han logrado evitar un deterioro cada vez mayor del nivel de vida de todos los argentinos. Ante ese escenario se abre la puerta para algo nuevo: apostar por la Libertad.
El desafío radica en que la existencia de condiciones favorables no se traducen necesariamente en que los liberales estemos en condiciones de aprovechar el viento de cola y algunos, por entusiasmo o por amateurismo, ponen al carro por delante del caballo y sacan cuentas optimistas sobre nuestras posibilidades, a nivel agregado, para cambiar las cosas. Pretendo, en algunas líneas, plantear lo que creo necesario para que no se nos escape la tortuga.
Argentina está cada vez más lista para cambiar. El deterioro notorio de las condiciones de vida lleva hasta a los más socialdemócratas a coincidir en que resulta insostenible este nivel de gasto público e ineficiencia gubernamental, que hay que terminar con los curros, que los planes sociales lejos de ayudar a los menos afortunados se han convertido en un mecanismo de clientelismo político empobrecedor. Creo que hay un caldo popular para avanzar con reformas de fondo y terminar con nuestra prolongada decadencia. Pero para eso vamos a necesitar cumplir con las siguientes condiciones:
- Tener candidatos a Presidente y para otros cargos en todo el país: Creo indispensable que los liberales nos subamos al ring con nuestras ideas y demos la batalla al máximo de nuestra capacidad. Más allá del resultado final eso nos va a permitir desarrollar músculo, militancia, estructura y equipos que resultarán indispensable para lo que venga delante. Debemos competir.
- Integrar una gran coalición republicana: Argentina requiere de cambios profundos que no se podrán lograr en soledad. Sin importar la fortaleza de nuestras convicciones necesitamos tener los números necesarios para aprobar en el Congreso los cambios legislativos necesarios. Eso sólo podemos lograrlo hoy trabajando codo a codo con otras fuerzas convencidas de que Argentina debe cambiar. Hoy Juntos por el Cambio tiene esa convicción y sé que hay muchas personas valiosas que aún no son parte de dicha coalición y comparten esta vocación genuina de cambio. Debemos sumar a los que faltan.
- Consensuar un plan de gobierno: Hay candidatos que pueden gustarnos más o menos, seguramente haya una PASO y, si bien debemos trabajar para que los liberales lideremos el proceso, puede darse otro escenario. Ante esa posibilidad el principal reaseguro debe ser que el programa de la coalición sea tan liberal como sea posible y que, ante todo, establezca un compromiso claro de qué se va a hacer y cómo se va a hacer. Si hacemos bien ese trabajo, inédito en las experiencias coalicionales recientes en el país, el candidato final será una cuestión de segundo orden. En todo caso los liberales debemos ocuparnos de tener fuerza suficiente como para tener poder condicionar y apoyar al gobierno venidero para que haga lo que tenga que hacer. Debemos consensuar un plan y hacerlo cumplir.
- Armar estructuras duraderas: debemos tener la lucidez de entender que si bien tenemos dirigentes potentes y valiosos como Ricardo López Murphy, José Luis Espert o Javier Milei, el liberalismo requiere que sus conducciones intermedias se fortalezcan y asuman roles de liderazgo y de competencia el año próximo. Necesitamos armar estructuras competitivas en todo el país, en condiciones de ocupar espacios legislativos y ejecutivos. Debemos constituir una fuerza liberal capaz de trascender en el tiempo y eso se logra con organización y método. No hay que ser improvisados en el armado.
Tenemos que aprovechar el momento actual del liberalismo para levantar a nuevas figuras, formar a nuevos dirigentes y sembrar las bases para una Argentina cada vez más libre, potente y próspera. Podemos volver a ser potencia mundial, depende de nosotros.