Acuciado por las urgencias electorales Sergio Massa dispuso elevar el Mínimo No Imponible de Ganancias a 15 salarios mínimos y enviar un proyecto de ley que elimina la cuarta categoría, ya con media sanción en Diputados. La medida llega luego de años de confiscación de los salarios por medio de un impuesto que nada tiene de progresivo porque el salario no es ganancia. Nosotros luchamos diez años por su abolición, en el Congreso y con sectores combativos del movimiento obrero, junto a Bancarios, Aceiteros, Neumáticos y otros.
El carácter regresivo de este impuesto sobre los salarios fue un debate que el Partido Obrero-Frente de Izquierda mantuvo con el kirchnerismo en los años en que gobernaba Cristina Fernández, quien lo defendía como “redistribución de la riqueza”. Pero, lejos de eso, se trata de una distribución que va de los salarios al financiamiento de la deuda y los beneficios a los capitalistas. A tal punto fue así que hasta lo defendía la CTA de Hugo Yasky contra los trabajadores del neumático que reclamaban por su eliminación.
Por su parte, también lo mantuvo durante su gobierno Mauricio Macri quién en la campaña electoral de 2015 entre sus principales promesas había estado la de eliminar el impuesto a las ganancias de los salarios. Ahora, la oposición macrista y su candidata Patricia Bullrich, a pesar de que apenas días atrás habían “desafiado” por redes sociales a Massa a que presente un proyecto en este sentido, votaron en contra. Queda claro que no les interesaba antes ni les interesa ahora el bolsillo de los trabajadores, sino que siempre fueron especulaciones electorales. Recordemos que Negri y Carrió compartieron sesiones especiales de oposición con la izquierda contra el impuesto al salario y ahora lo llaman populismo tributario.
Milei votó a favor del proyecto, pero con un concepto temible: su ajuste de “motosierra” contra los jubilados, la salud, la educación y mediante tarifazos puede superar la pérdida fiscal.
En el Congreso, desde el 2013, el Partido Obrero-Frente de Izquierda presentamos un proyecto de abolición del impuesto a las ganancias en los salarios que incluye también a los monotributistas. Sergio Massa, autodenominado “enemigo del impuesto al salario”, lo bloqueó como presidente de la Cámara de Diputados. Desde ese entonces, mediante este bien llamado impuesto al salario se han confiscado miles de millones de dólares del bolsillo de los trabajadores.
Los empresarios pretenderán aprovecharse de esta medida para intentar que se moderen los próximos reclamos y aumentos salariales. De ninguna manera el movimiento obrero debe aceptarlo, los salarios, al contrario, deben ser indexados en estos niveles enormes de inflación. Los gobernadores están alertas, porque el 61% de lo que se recauda por Ganancias va a las provincias. Pretenderán “recuperar” este monto con mayor ajuste. El planteo de Massa de que se compensará con el flamante impuesto a las importaciones lo cuestionamos porque es un impuesto que va de cabeza a los precios y por lo tanto lo pagan todos los castigados consumidores, aún los más vulnerables.
Lo que está claro es que después del 10 de diciembre, cuando asuma el próximo gobierno, habrá que defender en las calles que esta medida, de aprobarse en el Senado, no sea revertida por cualquiera de los candidatos capitalistas, Milei, Bullrich o el propio Massa, todos aplicados alumnos del FMI. El ministro de Economía necesita mostrarse intentando subsanar el impacto en los ingresos de los trabajadores producido por la devaluación que él ejecutó a pedido del FMI. Pero esta medida como el conjunto del paquete de pretendidas “compensaciones” sólo disimulan el brutal ajuste por inflación en marcha, especialmente contra los jubilados.