El empresario de 39 años de edad se dedicaba a la venta y alquiler de autos de alta gama, operaba en la bolsa y era piloto. Fue encontrado descuartizado dentro de una valija en la localidad de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires.
Su nombre es Fernando “Lechuga” Pérez Algaba y residió en Miami, Estados Unidos, luego estuvo en España y este último año decidió volver a la Argentina por motivos que aún se desconocen.
En sus redes sociales mostraba una vida lujosa rodeado de sus autos de alta gama, motos de agua, yates, cuatriciclos y motos acuáticas.
Su pasión por los Audis y los BMW era notable. La mayoría de sus posteos en Instagram lo muestran manejando un modelo distinto de alguna de estas dos marcas.
Además, tenía cuatro perros de raza pug que eran su principal compañía. “Jamás me sentiré solo, por que su tierna mirada y el movimiento de su cola me dicen: eres la razón de mi vida”, escribió en una de las publicaciones.
Según contaba en sus redes sociales, tenía varias viviendas. Una casa en medio del bosque en Cariló, para pasar los fines de semana y un lujoso departamento vidriado en Puerto Madero.
Fernando “Lechuga” Pérez Algaba vivía de viaje. A su estadía en Miami se sumaron escapadas a Europa y toda la costa de Argentina.
Una frase llamó la atención de los investigadores.
“Sean felices en silencio, la gente arruina todo, por eso siempre digo un rumor mal contado, te puede hacer odiar al inocente y amar al hipócrita. La vida es corta.. sonríele a quien llora, ignora a quien te critica y sé feliz con quien importa”, había escrito el mes pasado en Instagram.
Qué pasó con el empresario que fue descuartizado
Los investigadores accedieron a una conversación por Instagram entre el hijo de un reconocido barrabrava de Boca Juniors y el empresario de 41 años en los que se amenazan y se citan a pelear.
El trasfondo de la discusión entre ambos tiene que ver con que el hijo del hincha xeneize le habría vendido un auto de alta gama y el empresario nunca le terminó de pagar. Cuando el hombre empezó a amenazarlo para que le pague, el empresario respondió que no iba a hacerlo.
La respuesta negativa llega, según argumentó Pérez Algaba, porque el hombre que lo amenazó le habría vendido un fondo de comercio de una carnicería y tampoco le terminó de pagar. “Y tu amigo me debe dinero”, fue uno de los mensajes que mandó la víctima del crimen.
Luego de un intercambio de mensajes amenazantes, el hombre que residía en España le escribió: “Cuando vaya para la Argentina lo vamos a arreglar mano a mano”. Ese habría sido el último mensaje que intercambiaron, un tiempo antes del crimen.