El transcurso de la lectura del veredicto por el juicio del crimen de Fernando Báez Sosa, fue un momento de suma tensión, tanto para los familiares de Fernando como para los imputados.
Fue justamente en ese instante en el Tribunal estaba leyendo las condenas sobre cada uno de los ocho rugbiers, que Máximo Thomsen, quien fue castigado con cadena perpetua, se descompensó y desmayó, por lo que debió recibir atención médica.
La lectura del veredicto fue interrumpida momentáneamente por este incidente. Los demás rugbiers recibieron también condenas de cadena perpetua y tres de ellos, 15 años de prisión. A continuación, uno por uno, cuáles fueron sus condenas:
- Máximo Thomsen - cadena perpetua
- Ciro Pertossi - cadena perpetua
- Enzo Comeli - cadena perpetua
- Matías Benicelli - cadena perpetua
- Luciano Pertossi - cadena perpetua
- Ayrton Viollaz - 15 años de prisión
- Blas Cinalli - 15 años de prisión
- Lucas Pertossi - 15 años de prisión
El momento del desmayo de Máximo Thomsen
En las imágenes del instante en el que el rugbier empieza a perder la consciencia y el control de su cuerpo, se puede observar cómo Máximo Thomsen comienza a perder el equilibrio. Previo a ello, su rostro reflejaba una angustia notable.
En consecuencia, cae desplomado sobre la silla que estaba detrás de él.
Cabe recordar que al momento de la lectura de los veredictos, los ocho rugbiers debieron permanecer en pie, tras el pedido de su propio abogado defensor, Hugo Tomei.
Una vez se desplomó, desde el Tribunal solicitaron asistencia médica para él, y debió ser asistido por un oficial del servicio penitenciario que estaba custodiando la sala.
El perfil de Máximo Thomsen
Tiene 22 años, y fue condenado a cadena perpetua a partir de lo que definió el Tribunal, de que fue el responsable de haber dado la patada mortal a Fernando Báez Sosa.
Antes del crimen, estaba estudiando el profesorado de Educación Física en la ciudad de Zárate. Había jugado al rugby toda su infancia, en el club Arsenal Zárate. En 2017 se unió al Club Atlético de San Isidro (CASI).
La prueba fundamental que incriminó la incidencia de sus actos en el crimen, fue una zapatilla de lona de color negra, que estaba manchada con la sangre de Fernando. Fue hallada en la casa que alquilaron los rugbiers en Villa Gesell, en enero de 2020.
Además, los audios que se mandaron por WhatsApp entre los propios rugbiers, lo posicionaron como el principal responsable del hecho: “Le pegó no sé cuántas patadas en la cabeza y la última lo mató”.
Cabe recordar que la única vez que Máximo Thomsen rompió el silencio tras el asesinato, fue cuando le dieron la palabra a todos los rugbiers y manifestó: “Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido tener intenciones de matar a alguien”.