Franco San Juan, tiene 29 años, nació en Pérez y actualmente reside en Qatar, pero tomó la decisión de marcharse antes de que comience el Mundial. Con su espíritu aventurero, pudo ambién explorar Nueva Zelanda, Australia y Dinamarca.
Franco trabaja como bartender en Qatar, donde se celebrará la próxima Copa del Mundo, sin embargo no estará allí para disfrutar el evento.“No vine por la plata acá. Me falta el ocio, eso no me lo da Qatar”, le cuenta a Infobae.
Cuando viajó a Nueva Zelanda ni siquiera tenía visa de trabajo. Fue a probar suerte sin saber nada de inglés. Hoy domina el idioma y habla fluído. “Afuera no te sirve mucho ser abogado o arquitecto, es mejor ser chef, barista, trabajar en hotelería u hospitality, que es en lo que hay más demanda. Haciendo el laburo que hagas, en estos países vas a laburar fuerte, pero vas a ahorrar seguro”.
En Dinamarca terminó siendo manager de un bar. La idea era conseguir un permiso laboral y trabajar con exclusividad por tiempo indefinido, pero la pandemia no se le permitió. El coronavirus lo devolvió a Argentina, donde permaneció todo el 2021.
Actualmente está en Qatar y Franco cuenta su experiencia. “Es lujo o la nada. O tenés plata o no tenés. Qatar es un país nuevo, armado por extranjeros. Trabaja en un hotel 5 estrellas de 7 a 9 horas diarias, seis días a la semana. Por su trabajo le pagan 1.600 riyales por mes, el equivalente a 440 dólares, suma que, comparada a la de otros países, es escasa si se habla de ahorrar.
“En la calle podés comer algo por 60 riyales y en un restaurante podés gastar de 120 a 150. Me mandaron un precontrato antes de viajar, pero no sabía de qué se trataba el país. Ni las distancias ni las condiciones del departamento en el que estamos, que es cómodo. El transporte funciona muy bien, el metro y Uber son baratos. El costo de vida es caro. Ir al shopping, supermercado o todo lo que implique gastar dinero, cuesta”.
Cara al Mundial, las obras continúan. “Los estadios están terminados, pero siguen construyendo hoteles y departamentos. Estoy seguro de que van a llegar a hacer todo porque son rápidos y están todo el tiempo trabajando en eso”.
“En la calle se empezaron a ver más decoraciones del Mundial y ya pusieron un reloj con la cuenta regresiva, aunque la gente no es futbolera. El hotel fue una locura cuando se hizo el sorteo, estuvo lleno. Y dio la casualidad que fue justo un día antes de que empezara el Ramadán”, explica.
Son realmente estrictos: “No me dejan tomar mate en la calle. El primer día de Ramadán me subí al colectivo para ir al trabajo con el mate y se dieron vuelta todos para mirarme. Te llaman la atención porque es un tema importante para ellos”.
Franco, es fotógrafo aficionado pero no puede ejercer su hobbie en Qatar: “Para tomar imágenes urbanas y callejeras necesito una licencia; cada vez que saco una foto aparece un seguridad que me dice que no puedo fotografiar”, dijo.
Consumo de alcohol
El consumo de alcohol está permitido pero es restringido. “Hay cosas que no están del todo explicadas o reguladas pensando en lo que va a ser el Mundial, como por ejemplo si un extranjero podrá comprar alcohol en un supermercado. Acá podés tomar todo lo que quieras, pero en lugares determinados. Hay boliches y bares con todo tipo de música que venden alcohol y duran hasta las 2 ó 3 de la mañana. Todo cierra bastante temprano. Está muy de moda ir al bar de un hotel que tenga terraza. Y shisha tienen en todos lados”, Comentó el perecino fanático de Newell’s.
Comunidad LGBT
“Acá no está aceptada la relación homosexual. Se dice que los miembros de la comunidad serán aceptados durante el Mundial, pero pedirán que no muestren cariño o afecto públicamente ni tampoco que porten su bandera porque se las quitarán y probablemente sufran algún tipo de sanción”.
“Se ven chicas trabajando con turbantes y tapadas. Para trabajar en el bar del hotel nos recomendaron que a las mujeres que solo se les ven los ojos y vienen acompañadas por un hombre, tratemos de no mirarlas porque se sentirán invadidas y acosadas. Además, el hombre también puede ofenderse. Un día yo estaba filmando el panorama en un lugar público y una mujer se acercó para decirme que no lo hiciera”.
“Ellas están cómodas vistiéndose como lo hacen porque las han criado así. Los hombres acá tienen permitido tener más de una mujer y deciden todo. ‘Vení acá, sentate allá, hacé esto o lo otro’. En la calle se nota. Es raro de explicarlo, pero se nota que hay un machismo que está presente”, añadió.
Franco ya presentó la renuncia a su trabajo y tiene fecha de regreso para el 22 de abril. ¿Qué lo motivó a volverse?. “El clima no está bueno (excesivo calor) y hay desorganización en el hotel, más allá de que me encanta mi trabajo y me llevo bárbaro con la gente que estoy. Estamos lejísimos de todo lo que se puede hacer por la ubicación. Las playas están a 40 minutos en metro, pero los horarios laborales no me permiten llegar a disfrutarlas. Voy del departamento al hotel, no tengo un parque para ir a caminar ni nada de ocio. Vine por la experiencia y está el Mundial, pero no me está gustando nada y siento que pierdo el tiempo. Es la primera vez que me pasa estando en otro país”.
Según el contrato de trabajo, la empresa se comprometía a pagarle el pasaje de vuelta a Argentina. Franco aguarda que llegue ese momento y tiene pensado volver a Rosario para colaborar en la empresa familiar de transporte. “Si faltara menos para el Mundial, me quedaba. Pero si está todo desorganizado en temporada baja, imaginate lo que va a ser en la Copa del Mundo”, reflexionó.