Equinoccio de otoño

Inauguramos una nueva estación y el joven escritor paranaense Agustín Artucio Verzeñassi del Azar nos acerca su columna semanal con un desafío para todos.

Equinoccio de otoño
La reflexión dominguera de Agustín Artucio Verzeñassi del Azar

Finalmente, otro verano se fue.

El otoño llegó.

Y, poco a poco, las noches se irán volviendo más largas y frías.

Los árboles se irán despojando de todas y cada una de sus hojas.

Quedando al final sus troncos limpios.

Total y completamente expuestos.

Listos para enfrentarse al frío y crudo invierno.

Cuando pienso en el otoño pienso en veredas cubiertas de hojas marrones y anaranjadas.

En días frescos de ver la lluvia por la ventana.

En cafés humeantes que se beben apresuradamente por la calle.

Pienso en el otoño como en una estación de transición.

De preparación y calentamiento.

Autopista directa al invierno.

Pienso en el otoño como en una etapa de duelos.

De despojarse de todo lo que se carga.

De exponer las heridas aún abiertas al viento.

Como los árboles, quedar plantados tan solo con nuestros esqueletos para hacer cara al invierno.

Te lo digo, es una estación de tránsito.

De reflexión y ensimismamiento.

De sábados y domingos tirado en la cama viendo pasar el tiempo.

De sillones con manta.

De películas viejas y bebidas calientes por la madrugada.

De perder el bronceado y decidir qué va a suceder con los amores e historias de verano.

Ojalá te animes a seguir mi consejo o, mejor dicho, la lección que la naturaleza nos ofrece desde el inicio de los tiempos; y puedas soltar hasta la última de tus hojas para disponerte a transitar y recorrer todos y cada uno de tus duelos.

Lo sé, da un poco de miedo eso de entregarse indefenso al invierno, pero, cariño, después llega la primavera y solo de esta manera podrás florecer de nuevo.

Que el gran desafío en la vida es lograr llegar al punto de, estando en la estación que sea, llevar en tus ojos un verano eterno.