Este martes, la Justicia de Mendoza agravó la imputación de los tres conductores que protagonizaron un incidente en cadena el viernes 14 de diciembre en Costanera y Matienzo, de Guaymallén, y podrían pasar hasta 25 años en prisión. Uno de los hombre conducía alcoholizados y producto del choque murieron Agustín (7) y Abril (3) Kruk.
José Osvaldo Caccia Barrionuevo, Sergio Orlando Miranda Gregorio y Osmar Rodrigo Peca Flores quedaron imutados por homicidio simple con dolo eventual en dos hechos y por lesiones graves con dolo eventual, por las heridas que sufrió la mamá de los menores, Carla Pangliaricci. Ella y sus hijos iban a su casa a merendar luego de haber estado en la plaza.
Los conductores habían sido imputados por homicidio culposo agravado y lesiones graves culposas agravadas, calificacion que prevee una pena de 3 a 6 años de prision. Este martes la carátula fue modificada y la actual imputación arriesgan una pena de 8 a 25 años de prision e igual tiempo de inhabilitacion para conducir.
El accidente
El hecho que desembocó en tan trágico final ocurrió en el cruce de la Costanera y Matienzo cuando un VW Gol que ingresó en contramano por esta última calle chocó contra una camioneta Ford Ranger y un Ford Fairlane, que circulaba por Costanera al Norte.
El conductor del Fairlane intentó esquivar al Gol, por lo que chocó contra la Ranger, que dio un trompo y terminó colisionando al auto que había ingresado en contramano.
A raíz de la brusca maniobra, el conductor del Fairlane atropelló a la mujer y a sus dos niños que estaban esperando cruzar Costanera hacia el noroeste.
Tras el hecho, se constató el nivel de alcohol en sangre, que dio positivo para el conductor del Gol. El vehículo era conducido por Peca.
El dolor
Miguel Kruk, papá de los chicos atropellados, expresó: "Lo único que les pido que no me abandonen, que el fiscal no deje libre a estas basuras que mataron a mi hijo de 8 años. Lo tuve que ir a reconocer a la morgue; no dejen salir a estos asesinos".
“Ellos habían ido a la plaza como todos los días, estaban acostumbrados, y volvían a tomar la merienda, nada más, estaban esperando para cruzar como todos los días, era su rutina”, contó.