Los casos de abuso sexual cometido a menores de edad por curas en el instituto Antonio Próvolo, en Mendoza, conmocionaron a todo el país. Estas horrorosas prácticas eran habituales en el instituto para personas hipoacúsicas, según denuncaron las presuntas víctimas.
El caso salió a la luz gracias a una víctima que pidió ayuda a finales del 2016. A raíz de eso se sumaron más y más denuncias y los detalles que se fueron conociendo con el tiempo son escalofriantes. Desde entonces, la causa tiene a 14 imputados, entre ellos hay directivos, docentes, empleados y los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho y la monja Kumiko Kosaka.
Los primeros dos están imputados por abuso sexual agravado por la guarda y convivencia preexistente con menores en concurso real con corrupción de menores, delito que tiene una pena máxima de 20 años. Kumiko, en tanto, está imputada como partícipe primaria en tres hechos de abuso y autora en casos de corrupción de menores.
Parte de la estrategia de los curas era que las víctimas, hipoacúsicas, no aprendieran ni a escribir bien ni a comunicarse con el lenguaje de señas. De esta forma, estaban silenciadas. Para poder denunciar, primero tuvieron que aprender a comunicarse.
Dos de los tres religiosos están con prisión domiciliaria. Las víctimas piden justicia.
Por primera vez, contaron su padecimiento ante los medios de comunicación.