Un nuevo testigo en la causa que investiga la muerte de Genaro Fortunato complica a Julieta Silva. Es la única imputada por el deceso de su pareja la madrugada del 9 de septiembre a la salida de un boliche en San Rafael, Mendoza. El rugbier falleció atropellado por un auto que conducía la mujer.
Se trata de Matías Hidalgo, el sereno de una fábrica de gaseosas ubicada justo frente a la escena del crimen. El fatal desenlace tuvo lugar en la calle El Chañaral antes de llegar a Hipólito Yrigoyen, casi frente a la puerta del bar La Mona.
Hidalgo declaró que vio "cuando el vehículo salió hacia atrás, el chico (Fortunato) trató de abrir la puerta, el auto hizo para atrás y fue hacia adelante por calle El Chañaral a la calle Las Vírgenes", según informa Sitio Andino en una nota publicada este jueves.
Dijo que el auto salió "despacio para atrás porque estaba estacionado entre una rotisería y una casita que da frente al portón de la fábrica, ahí estaba estacionado". Es la primera vez que un testigo aporta con exactitud el lugar donde estaba estacionado el vehículo.
"El auto salió medianamente despacio, no es que salió rápido; y vi el forcejeo (...) "El muchacho forcejeaba la puerta del conductor mientras salía del estacionamiento, siempre al costado del conductor; y cuando salió el auto sale despacio, el chico corrió a la par -al costado del conductor-, después escuché el ruido de las ruedas que salieron más rápido, pero no observe más nada". Hidalgo dijo que la pareja estaba discutiendo.
Silva está imputada por homicidio simple en la modalidad de dolo eventual y, en forma alternativa, a homicidio culposo agravado; esto último significa que el accidente fue motivado por la imprudencia de Silva de no utilizar anteojos a pesar de saber que tiene problemas visuales.