"Soy ciego de nacimiento porque nací prematuro", explica Facundo Pavéz (24), que trabaja en un depósito que se encuentra en el corazón de la fábrica Artrans. El recorrido lo hace de memoria, los rincones del sitio los conoce de memoria por su discapacidad visual. Sólo ve algunos bultos y sombras, pero eso no le ha impedido trabajar en este lugar durante casi tres años.
De memoria arma mallas puesta a tierra de dos tipos, unos cables cortados de determinado tamaño que llevan conectores en los extremos y que permiten descargar la energía a tierra en caso de que haya alguna falla. Él los corta y coloca las puntas, todo con aparatos que los empleados del lugar han adaptado para él.
"Yo estoy acá más que nada por mi familia, porque yo he puesto mucho de mi, no es que yo esté acá por ser ciego sino porque he puesto de mi parte, me gusta aprender, pero mi mamá y mi papá me han dado siempre el consejo de ofrecerme, predisponerme cuando se necesita algo, no estar de brazos cruzados y pensar en que quiero dar más y quiero ser más", contó a Diario Los Andes.
Dijo que estar con sus compañeros es lo que más le gusta de ir a trabajar: "acá todos me tratan como uno más, por ahí está en el medio el apendizaje porque muchos no saben cómo tratar con personas ciegas y es lo lógico, porque te subestiman pero no lo hacen de mala fe".
Tiene otros proyectos. Contó que escucha mucha radio y hasta trabajó al aire en un programa que se emitía en el departamento. Por eso se entusiasma con la idea de poder ser locutor y estudiar para lograrlo