Concluyó el rastrillaje bajo tierra que Gendarmería realizó durante ocho días usando georradares y escáneres en el Instituto Próvolo, situado en Lujan de Cuyo, Mendoza.
Se esperaba que apareciera una misteriosa caja que según el testimonio de una de las víctimas habría enterrado el jardinero a pedido del sacerdote Nicola Corradi.
También restos óseos de un niño que habría muerto tras caerse de una pared medianera y finalmente, ubicar un sótano con fetos guardados en frascos, de adolescentes violadas que habrían sido obligadas a abortar.
El abogado querellante y defensor de las víctimas, Oscar Barrera, dijo que ninguno de estos objetos aparecieron tras el rastrillaje minucioso que se realizó con aparatos de última generación, aunque las características de la cisterna, podrían coincidir con el sótano. Se usaron ondas electromagnéticas que fueron realizando una "radiografía" de la masa de la tierra hasta una profundidad de 60 metros.
"No hemos encontrado elementos que sean objetos de la investigación, según surge verbalmente y de las tareas que se realizaron. Veremos si el informe que aún tiene que elaborar Gendarmería tiene algún descubrimiento que no conozcamos, pero por el momento, terminaron ya las excavaciones en los lugares que habían marcado anomalías", dijo Barrera.