Los investigadores buscaban, con la ayuda de Gendarmería Nacional, los restos de un niño que supuestamente habría muerto allí, la entrada oculta a un sótano y una misteriosa caja que habrían visto enterrar hace más de 10 años al sacerdote Nicola Corradi, director del establecimiento religioso-educativo, y principal acusado de las reiteradas violaciones y abusos sexuales contra los alumnos sordomudos, que estuvieron internados en el Instituto Próvolo, situado en Carrodilla, Luján de Cuyo.
La expectativa estaba puesta en el hallazgo de una caja de madera con documentación que el cura Nicola Corradi (uno de los imputados) habría enterrado en los jardines del predio, de acuerdo al testimonio de una de las víctimas. Sin embargo, la caja no apareció.
Otro testimonio había versado sobre la supuesta muerte de un alumno tras caer de la terraza del lugar, cuyo cuerpo también habría sido enterrado en el predio de calle Boedo, de acuerdo al relato de otra de las víctimas. No obstante, tras analizar las 6 hectáreas que ocupa el establecimiento educativo para chicos hipoacúsicos no se encontraron restos óseos que le otorguen credibilidad a la versión.