El 2018 comenzó con un hecho que estremeció a todo el país. La madrugada del 1 de enero, Susana Quriga recibió una brutal paliza de quien por entonces era su pareja, el subcomisario José Eduardo Jiménez, y luego fue arrojada a un canal de Quines, San Luis. Una hora después, cuando ella ya estaba inconsciente en el agua, un vecino y su hijo la rescataron.
Eran las 7:30 del lunes 1º de enero y Domingo Daniel Palacio se levantó al baño. A esa hora, todos descansaban en su casa, cuando el bullicio y el movimiento propio de los festejos para recibir el nuevo año habían quedado atrás. El pueblo estaba dormido, sigiloso, pero un gemido, que provenía del exterior, contrastó con el silencio reinante.
Daniel agudizó el oído y salió, para saber de dónde venía. Frente a su domicilio pasa un canal. Cruzó la calle y divisó, unos 80 metros hacia el norte, unos bultos que sobresalían en el agua. Vio, inmediatamente después, una redondez que emergía. Era una cabeza. Fue recién ahí que comprendió que era una persona, y que lo que había distinguido antes eran las rodillas y el pecho de un ser humano.
"Me volví a mi casa. Desperté a Pablo, mi hijo de 15 años, y agarré la moto. Él subió atrás, y yo manejé a toda velocidad", recordó en diálogo con el Diario de La República.
Gracias a esa presta acción, padre e hijo le ganaron la pulseada al agua y lograron rescatar a Susana. "Me abrazó, me agradeció y me dijo que me debía la vida", contó Palacio sobre el momento que que sacaron del agua a la mujer.
El policía José Jiménez quedó detenido por intento de homicidio.