El médico Carlos Arzuza, que fue detenido ayer en su clínica clandestina de la calle Alem por la muerte de una paciente, se estaba operando él mismo cuando la Policía llegó a buscarlo. En un principio se dijo que se estaba extendiendo el pene, sin embargo hoy se supo que en realidad se injertaba piel para curar las marcas de una antigua gangrena.
“El había tenido hace un tiempo una infección en el pene, que se conoce como gangrena de Fournier por lo cual le habían quedado unas cicatrices retráctiles. Producto de esto, se estaban resecando esas cicatrices y colocándose un injerto de piel en la zona genital, que se sacaba del muslo", detalló el doctor Jorge Pérez, subdirector asistencial del Hospital Central en diálogo con El Sol.
Arzuza presentó infección en la zona genital y por eso quedó detenido en el hospital Central. Está siendo tratado con antibióticos y lo ha visto el urólogo", indicó Pérez.
