"Venían de la pileta donde van con mi hija, entraron por el negocio y cuando pasaron por el patio, el perro la mordió", relató Cintia Ferrari, dueña del Dogo que mordió a la niña que está grave.
"Cuando sentí los gritos, salí y le pegué el grito al Bader (nombre del perro). Gracias a Dios mordió y soltó", agregó.
Dijo que no entiende por qué el perro atacó porque "las chicas llegaron sin gritar, no lo pisaron, iban entrando tranquilamente y el perro dio la vuelta alrededor del negocio y la atacó".
El fiscal Ivan Ábalos imputó por lesiones graves culposas a la propietaria del perro que mordió una niña de 7 años en San Rafael.
Luego, Ferrari, quien es divorciada, tienen un pequeño almacén en el barrio Constitución, y revela que compró los perros "por una cuestión de seguridad, no compré un arma; acá (señala el lado sur del almacén) solo hay un descampado; dos veces se me han metido con un arma".
Igualmente aclaró que "nunca los enseñé a atacar, pueden preguntarles a los proveedores de bebidas".
Sobre el episodio de esta semana, dijo que "nunca vi manchas de sangre, solo le empezó a salir después".
Recordó que fue ella quien subió a la madre y a la nena en "mi Renault 12 pero cuando salimos venía detrás Marcos, el papá, y le hice señas para que la llevaran ellos más rápido en una Hilux".
Varias veces en la entrevista, Ferrari señaló que los tiene a los perros "desde chiquitos y nunca hicieron un problema, ahora ya no quiero ningún perro".
Tras la nota, Ferrari se dirigió a la Comisaría 8° donde iba a ser notificada de la imputación y se le iba a tomar declaración indagatoria.