Asaltos, tiroteos en casas, amenazas, daños, crímenes y comercio de drogas forman parte del menú de las organizaciones criminales que operan en ese sector. Algunas gavillas siguen en actividad y otras, en parte, fueron desbaratadas por la policía.
Todo tiene que ver con ganar territorio a sus rivales y dominar la zona para tener el camino despejado para delinquir.
Hace pocos días, la Tercera Cámara del Crimen terminó un juicio oral y público contra seis jóvenes oriundos de ese departamento. Los pesquisas los sindicaron como miembros de una banda que cometió diversos hechos entre el 2014 y el 2015.
Algunos fueron condenados con años de cárcel y a otros se les declaró la responsabilidad penal porque eran menores al momento de los hechos. También hubo absoluciones por escasez de pruebas en los expedientes. Uno de los acusados en la mayoría de las causas no llegó al debate porque lo asesinaron el año pasado.
Los detectives notaron que estaban frente a la misma banda porque comenzaron a entrecruzar causas y confirmaron que los sospechosos eran siempre los mismos.
El protagonista principal del proceso, por la cantidad de causas en su contra, fue Franco Alberto Guerrero, conocido como el Aku. Nacido el 16 de octubre de 1995 y oriundo del barrio Pedro Molina I, estaba imputado por el asesinato de un hombre de 36 años llamado Esteban Fabián Toscano, acribillado en la puerta de su casa mientras se encontraba al lado de su hijo de 5 años, por robos y amenazas agravadas, abuso de armas y daño.
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