La artista plástica mendocina Yamila Marañón, se encuentra realizando una gira por Japón, participando por tercera vez en el evento "Misaki Art World 2019" el cual se lleva a cabo en la Prefectura de Okayama, interviniendo en distintos puntos de esta región, Misaki-cho, Tsuyama, Kumennan y Miyasumi.
En esta ocasión fue invitada por el Gobierno de la Prefectura y los organizadores del evento para realizar una residencia de un mes, durante el cual trabajó en la creación de esculturas que quedaron emplazadas entre las verdes montañas en "Miyasumi Park", un parque de cerezos, "Sakura", el árbol nacional Japonés.
Otro punto de posicionamientos de sus esculturas fue en Misaki-Cho, en "Park Tamago", un parque destinado a la recreación y al divertimento, en el cual también participaron otros artistas para la creación de obras.
Además de realizar workshops para niños de escuelas y perfomance. El evento convocó en esta 4 edición a representantes de Alemania, Francia, Burquina Fasso, Madagascar, Polonia, y por supuesto Japón.
"Siento que la experiencia de crear en distintos lugares enriquece mi obra y me nutre, además de poder ser parte de un movimiento que busca desdibujar fronteras y co-crear en paz con respeto entre colegas de distintas nacionalidades, es una forma de vida y una filosofía", remarcó la artista mendocina a VíaMendoza.
Luego de esta labor la artista se desplazó a Tokio, para sumarse al evento "Shibamata Art World" un proyecto que se realiza en el barrio Shibamata, de dicha ciudad y que convoca a unos 20 artistas de distintas nacionalidades a realizar exposiciones en diferentes puntos.
En su propuesta expositiva presenta pinturas de sus laberintos, proyección de video, realidad virtual, y presenta el proyecto del "Parque de las Artes Marañón", en Uspallata.
Fue invitada también a participar en el "Tokyo Nomad Art", que se realizó el pasado lunes 14 de octubre, organizado por la "Galería 348 Tokyo", el cual busca acercar el arte a las personas, siendo los artistas que se pasean por las calles con sus obras y durante una jornada van mostrando las creaciones a los transeúntes que con curiosidad se acercan a disfrutar de esta expresión no convencional.
En el séptimo decidió contemplar su prolífica obra. Yamila Marañón concluía su complejo escultórico en un breve descanso en medio de un paisaje onírico de la localidad de Misaki, y abrazada a esas esculturas inmersas en el otoño húmedo de Japón.
Después decidió que los pájaros y el nido serían los más puros y aromáticos de lo que jamás había soñado antes. Les susurró poesías, colores, constelaciones, sonrisas, versos, algunas corcheas, y hasta algunos cristales trasparentes para regalar a los habitantes de esa comunidad, un pequeño paraíso. Fuente: Orlando Pelichotti -fotógrafo-.
