El cero los califica. Es el resultado que mejor se ajusta y define al soporífero encuentro que protagonizaron el Tomba y el Verdinegro en la primaveral tarde mendocina. Envalentonada por las tres victorias al hilo en Copa Libertadores, la gente de Godoy Cruz concurrió al Malvinas con la ilusión de quedarse con un duelo especial: el derby cuyano. Sin embargo, el partido solo dio para un largo bostezo a la hora de la siesta.
Dicen que el cuerpo suele dar señales. Y el físico de este Godoy Cruz lo evidenció ayer más que nunca. El plantel llegó el viernes por la noche a Mendoza, tras doce horas de viaje desde Santa Cruz y el sábado comenzó a planificar el duelo de ayer. No hubo tiempo ni para una práctica de fútbol formal, mucho menos para descansar. Entonces, el resultado no podía ser otro que el de ayer. Y no por el marcador final (0-0) sino porque Godoy Cruz exhibió una de su peores producciones en lo que va de la era Bernardi.