El estadounidense David English presenció el atentado a las Torres Gemelas el 22 de septiembre de 2001 en Nueva York. Salvó su vida, pero ese hecho le hizo un click en la cabeza y decidió dejar el país del norte para refugiarse en una casa de la Sexta Sección en Mendoza. La tranquilidad de la provincia y las costumbres del país lo sedujeron a empezar una nueva vida en estas tierras.
"Acá encontré mi lugar en el mundo", dijo. Tras la tragedia del 11S, David vio en su país "cosas que no le gustaron", como la indiferencia de algunos compatriotas ante la desgracia. En cambio, en la Argentina encontró incentivos como el asado en grupo o en familia, las charlas con los vecinos o compañeros de trabajo, la ronda para el mate, el fernet o poder llevar a su hijo caminando a la escuela e ir a buscarlo para que almuerce en la casa.
Lee a Borges, escucha Soda Stereo y es fanático del club Godoy Cruz, "El Tomba", el equipo mendocino de fútbol que está en primera liga.
David contó que quiso irse de Estados Unidos porque detesta el "capitalismo puro, sin ética". El año pasado, David y su hijo Benjamín (8) fueron de vacaciones al norte a visitar familiares y aprovechó para explicarle a su hijo por qué está tan enamorado de la Argentina.
"Por ejemplo, en el supermercado en Estados Unidos, hay una cola para el que lleva pocos productos pero no existe una caja exclusiva para embarazadas, discapacitadas o personas mayores, como sí ocurre en Argentina", comentó a diario Clarín.
Y explicó: "En Estados Unidos no nos gusta mezclarnos con inmigrantes, en cambio acá le damos la bienvenida a los venezolanos, los sirios y los inmigrantes de países vecinos. En Estados Unidos construyen muros contra los inmigrantes, acá los reciben en las universidades".
"Mientras en mi país te venden una bandeja para cenar solo, mirando TV, acá las familias se reúnen a cocinar tallarines caseros para compartir", reflexionó. Y agregó "En Estados Unidos, el tiempo es dinero. En Argentina, el tiempo (libre) es para tus relaciones y amigos".
En Mendoza, David trabaja como nexo entre las universidades de Estados Unidos y las de la provincia. En su tiempo libre, además de tomar mate y comer asado, adora ir de pesca. "Es impresionante cómo tienen cielos limpios, azules, sin ruido. En Estados Unidos siempre ves los cielos contaminados con aviones que pasan hasta por las zonas menos pobladas y dejan su estela".
Otras de las cosas que valora de la cultura argentina es poder tener una excelente relación con la mamá de su hijo, de quien está separado. Dice que eso en otros países no pasa. Tuvo que acostumbrarse a la impuntualidad, sobretodo de los mendocinos. "Si a mí me decís a las ocho y a las ocho en punto estoy, acá llegan media hora o una hora más tarde", contó.
Y también se amoldó a las reuniones de trabajo. "Acá empiezan hablando de la familia, los niños, el fútbol, las mujeres, en cambio en Estados Unidos está mal visto si alguien te pregunta por algún aspecto de tu vida privada".
David no es ajeno a la crisis económica que atraviesa el país: "No niego los problemas de Argentina, ni digo que no son graves; pero quise escribir sobre el montón de cosas positivas de este país y su gente. Elijo que mi hijo viva en Argentina, un país donde el lado humano es tan importante".
"Obvio que cuando Benjamín va a Estados Unidos está fascinado por la tecnología o la cantidad de juguetes buenos y baratos que se pueden comprar; pero al final del día creo que lo importantes son los amigos, la familia, compartir un mate, la solidaridad, y él lo comprende", cerró.