Un nuevo robo golpeó al club Biguá de Mar del Plata, el tercero desde el inicio de la cuarentena, y la incertidumbre colmó la paciencia de la comisión directiva que expuso sus reclamos a los organismos de seguridad de la ciudad y la provincia y comunicó la problemática a sus socios.
El presidente de la institución, Sebastián Garro, le comunicó a los socios que los sucesivo robos pusieron en aprietos la infraestructura deportiva y que están "desmantelados".
"No sabés qué tristeza llegar al club y encontrar que falta todo. Habíamos hecho una pequeña obra para tener una cancha sintética de hockey, la habíamos iluminado... Llegamos al club y vimos que se habían robado hasta los faros", contó al diario Olé.
El club situado en el corazón de Parque Camet sufrió dos robos en las últimas semanas y el tercero fue el jueves pasado durante la madrugada donde un grupo de delincuentes desmanteló 300 metros de cables subterráneos, que tuvieron que trasladar al menos en una camioneta. "Se subieron a columnas de nueve metros, trabajaron tranquilos toda la noche y seguramente cargaron todo en una camioneta. ¡Se llevaron 300 metros de cable subterráneo! ¿Sabés cuánto pesa eso?", objetó el dirigente depotivo.
Fueron sustraídos distintos elementos de material deportivo, una desmalezadora, herramientas y luces LED, algo que alarmó también a otros clubes de la zona como el club Hípico y Sporting que registraron robos de los mismos bienes.
El titular de Biguá dijo que a pocas cuadras de la sede del club de rugby y hockey sobre césped hay un destacamento de la Policía Montada pero que la presencia de los uniformados escasea y a la noche es "prácticamente nula", casualmente donde se registraron la mayoría de los robos.
"Estamos a la buena de Dios, sentimos que estamos en una zona abandonada, no hay cámaras, alumbrado, seguridad. Nosotros tenemos un casero que vive en el club pero no puede hacer nada. Ahora contratamos un sereno para tener vigilancia las 24 horas y trajimos perros, a ver si con esto no nos roban más", destacó el presidente de Biguá, quien razonó que "no sabe" cómo seguir.