Tom es un perro conocido en las historias malvineras. Su nombre se debe a TOM (Teatro de Operaciones Malvinas). Por cosas de Dios, minutos antes del despliegue hacia el Sur, Tom fue a toparse con un Cabo Primero de Artillería del Ejército Argentino, Omar Liborio. Quizás sin querer o por cuestiones del espíritu leal y de empatía con el hombre, el perro fue a dar con Omar aquel día que salían del galpón donde los soldados retiraban equipo y se subían a un camión que los iba a llevar a la estación de tren, y desde allí, partir hacia San Antonio Oeste, provincia de Río Negro. Estos movimientos se daban en el marco de despliegue hacia Malvinas.
Una cosa del destino quiso que Liborio y sus soldados tuviesen la compañía de un perro (el mejor amigo del hombre), para ir a defender nuestra Soberanía en aquellas islas que fueron, son y serán siempre argentinas. Tom fue amigo, abrigo, acompañante, motivador y radar de alerta temprana, entre otras cosas, allá en Malvinas.
Por tierra y aire estuvieron juntos: camión, tren y avión, solo faltó navegar para completar el escenario de despliegue. Entre los equipos y bolsos, los soldados escondieron a Tom para que los jefes no lo descubrieran. Cuando llegaron a Malvinas, fue el radar que avisaba con antelación a los soldados atrincherados, que los británicos venían o realizaban un ataque. Cuando los argentinos repelían el ataque, Tom, se paraba al pie del cañón y según el relato de Liborio parecía decir “tomen ingleses”. Durante los combates “se comportó como un bravo artillero”, dijo el soldado.
En aquellos días de guerra, el 12 de junio, la posición de Liborio fuera alcanzada por un ataque aéreo británico y allí fue que Tom perdió la vida. Echado sobre una piedra, sus camaradas lo vieron moribundo, hasta que llegó el final de aquel compañero. Cuando volvieron a continente, Liborio decidió llamar Tom a todos sus perros, en honor de
aquel camarada canino y aunque fueron varios, siempre le quedó el recuerdo de aquel perro mestizo, de raza indefinida, aquel amigo de las trincheras. “Tom fue mi mejor amigo en Malvinas, ¡y yo… jamás olvido a mis amigos!”, dijo.
Hoy es el día del perro y seguramente, muchos argentinos se despertaron con Tom en su mente y en sus recuerdos. Aquel perro que tropezó con ese joven hombre que estaba a cargo de 10 soldados del GADA 101 (Grupo de Artillería de Defensa Aérea 101, del Ejército Argentino). Aquel perro que, sin preparación militar, sin formar parte de los Batallones de perros de guerra, dijo tácitamente, “Aquí estoy, vamos”. Es por eso que el Cabo Primero al tropezarse en reiteradas veces con él y de bronca, porque incluso lo hizo caer, exclamó “¿Estas jodiendo?, entonces venís con nosotros a Malvinas”. De allí, nació un gran vínculo de amistad que solo se da entre hombres y perros; y que hoy, como en cada 2 de junio, se honra, se valora, se respeta y se recuerda. Felizmente, Tom tiene su reconocimiento en la localidad bonaerense de Ascensión. En una plaza se erigió una representación del perro junto a un casco, que simboliza a los soldados caídos en combate y una cruz.