Lord Alan West, el Almirante que se batió en "duelo verbal" con Argentina durante el mes de abril, participó en la Guerra de Malvinas al mando de la Fragata Tipo 21 HMS "Ardent". En aquel momento West era Capitán de Navío y con su buque dio apoyo al bombardeo de la pista de Pradera del Ganso (Goose Green, en toponimia inglesa).
La fragata fue atacada en tres oleadas a cargo de aviones argentinas de la Fuerza Aérea Argentina (F.A.A) y la Armada de la República Argentina (A.R.A). Los pilotos de la primera oleada tuvieron problemas en sus sistemas de combustible, lo cual impidió continuar volando en formación. Esta situación obligó al entonces Capitán Pablo Carballo a continuar un ataque solitario con su avión A4-B Skyhawk. Carballo hizo tiros de metralla y lanzó 2 bombas MK82, las cuales nunca explotaron.
Una Segunda oleada se aproximó al "Ardent". Esta vez era personal del Grupo 6 de caza con aviones IAI Dagger, al mando del Capitán Mir González, quienes dieron el golpe principal al lanzar 3 bombas MK83, de la cuales 2 impactaron en la sección de popa averiando el hangar, un helicóptero Westland Linx trincado en cubierta y un lanzador de misiles de defensa aérea de corto alcance Sea Cat. La tercera bomba impactó en la sala de máquinas y aunque no explotó, la nave ya tenía importantes averías y pérdidas de marinos británicos.
Eso no fue todo para el Capitán West y su tripulación. Las comunicaciones a bordo estaban cortadas, varios compartimentos estaban en llamas y los heridos tuvieron que soportar la bravura de los argentinos, ya que una tercera oleada se venía encima de aquella fragata de última generación. Los A4-Q Skyhawk de la 3° Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de la Armada Argentina terminaron la tarea. Los halcones navales propinaron una lluvia de bombas contra la fragata inglesa y 2 de las primeras 4 explotaron sobre el lado trasero izquierdo de la nave. Luego, un gran número de bombas cayeron, y aunque no explotaron, perforaron el buque.
Tras brutal ataque aeronaval y con las limitaciones que tenían las fuerzas nacionales, ya que la F.A.A nunca se había adiestrado para un combate en Malvinas, lograron cumplir el objetivo "tirarle a lo que se encuentren" y en ese proceso se atacó a un buque logístico y a la flamante Fragata "Ardent". En ese instante, al ver la situación y que el panorama no era alentador, el comandante West ordenó abandonar la nave. Los sobrevivientes pasaron al buque SS "Camberra", mientras que la nave inglesa hacía honor a su nombre y ardió lo que duró ese día y en la madrugada del 22 de mayo, terminó por hundirse.
No todo fue alegría para los pilotos argentinos, en la retirada del lugar y vuelta al continente, los aviones navales sufrieron el ataque de aviones británicas Sea Harriers, dejando el saldo de 3 aeronaves derivadas. Dos pilotos, el Capitán Philippi y el Teniente de Navío Arca, lograron eyectarse, mientras que el Teniente de Fragata Marcelo Gustavo Márquez, ofrendó su vida por defender la Soberanía Nacional.
Tres de los seis A4-Q, que habían despegado desde Río Grande, volvieron. Lo mismo ocurrió con los aviones de la F.A.A, quienes, en medio de los vuelos rasantes, perdieron contacto con el Capitán Luna. Este logró eyectarse tras un ataque donde su avión fue derribado y si bien pesaron que no había sobrevivido, tres días después del arribo de sus compañeros a continente, se comunicó y dio aviso que estaba vivo.
Luego de esta tremenda misión, donde los británicos probaron el valor y el ataque conjunto entre aviones argentinos de 2 fuerzas diferentes y de haber provocado esta baja importante a los enemigos, se reencontraron en tierra, en la Base Aeronaval de Río Grande. El encuentro fue muy emotivo entre esos camaradas del aire, los mecánicos, electricistas y armeros. "Ellos viajaban, de alguna manera, con nosotros a las islas y nos esperaban con ansiedad y expectativa por saber lo que había ocurrido", dijo Mir González.