Unos 500 ex combatientes de Malvinas llegaron a Puerto Madryn para recordar el día en que la ciudad "se quedó sin pan", hace 37 años, cuando más de 4.000 soldados arribaron al continente a bordo del buque británico Canberra luego de la capitulación y el pueblo se volcó a las panaderías para darles de comer.
Uno de ellos, Walter Pintos, busca a la mujer que le entregó un pan cuando las tropas nacionales desembarcaron en esa ciudad del Chubut.
Pintos explicó que "estoy recorriendo casas, estuve incluso hasta la noche, con los pocos datos que tengo, para dar con el paradero de esa mujer con una nena en brazos que me dio ese pan felipe que comimos desesperados con mis compañeros sobre el camión".
"Fue un acto de amor que no me olvidaré jamás por lo que fue el momento, por lo que significa el pan y porque nos hicieron sentir nuevamente el calor de familia que no teníamos", reveló el ex combatiente.
En homenaje a ese momento se inaugurará el mural "El regreso". El proyecto de turismo científico de un instituto del Conicet denominado "Ciencia al Viento" ya va por su tercer mural en el Muelle Almirante Storni, en homenaje al regreso de los soldados de las Islas Malvinas.
El mural "El regreso" pintado por Jorge Vázquez, Martín Cofré, Tomás Gimbernat y Claudio Segundo, retrata la vuelta de la Guerra de Malvinas y la llegada a la ciudad de distintos buques que trasladaron a los soldados; el recibimiento de la comunidad, los abrazos y las lágrimas.
Resultó de vital importancia la información y el contacto continúo con el Centro de Veteranos de Guerra de Puerto Madryn, con historiadores e investigadores y el relato y la memoria de testigos de este regreso para poder compartir de manera rigurosa con la sociedad un relato que es parte de la historia de la Argentina.
El mural "El regreso" se enmarca en el proyecto "Ciencia al viento, Paseo de Murales". Es una propuesta de turismo científico que busca articular el conocimiento generado y validado por investigadores de distintas disciplinas y saberes propios de diversos actores sociales y ponerlos a disposición de la sociedad.
"El mural combina ciencia y arte de una manera casi perfecta, convirtiéndose en un vehículo de divulgación científica para hacer visible distintos aspectos de la identidad de la ciudad, de la fauna que la circunda y de la historia de distintos colectivos sociales que han dejado huella", indica Diego González Zevallos, investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas –Conicet- en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas -IPCSH-Conicet-.