La crisis en Israel, intensificada por la reforma judicial impulsada por el gobierno de Benjamin Netanyahu, se ve impulsada con llamados a huelgas y nuevas protestas para frenar una ley que divide al país y ha suscitado críticas de aliados extranjeros.
Este martes se llamó a un paro de los médicos, con excepción de las urgencias: ”La mano tendida para el diálogo quedó suspendida en el aire”, dijo el presidente de la Asociación Médica de Israel, Zion Hagay.
Entretanto, el jefe del sindicato Histadrut, Arnon Bar David, amenazó con “una huelga general si fuera necesario” contra la reforma.
El Colegio de Abogados de Israel fue uno de los numerosos grupos que presentaron pedidos ante la Corte Suprema para anular la nueva legislación.
Los diarios del país, en sus portadas, manifestaron: ”Un día negro para la democracia israelí” y cuatro de ellos, incluso, publican sus tapas pintadas de negro.
Los manifestantes permanecieron ayer en las calles hasta altas horas de la noche tras la votación en la Knéset (Parlamento), informó la agencia de noticias AFP.
Unas 58 personas fueron detenidas en las manifestaciones, según la Policía, varias de ellas en Tel Aviv, foco de uno de los mayores movimientos de protesta de la historia del país. El Parlamento israelí aprobó ayer una cláusula clave de la reforma impulsada por el Gobierno de derecha de Netanyahu, lo que ya ha provocado recursos judiciales y enfrentamientos en las calles.
El porqué del conflicto en Israel
La votación se centró en la llamada cláusula de “razonabilidad”, que limitará la capacidad de los jueces para anular las decisiones del Gobierno que consideren “irrazonables”. Los críticos temen que la reforma socave la democracia al eliminar los controles y equilibrios sobre el ejecutivo.
Netanyahu defendió ayer la aprobación de esa cláusula como “una etapa democrática necesaria” y aseguró que quería negociar con la oposición sobre el proyecto de reforma.
Los opositores acusan a Netanyahu, quien está siendo juzgado por corrupción, de querer usar esta reforma para anular posibles juicios en su contra, lo que él niega. La inestabilidad política hizo saltar las alarmas entre los aliados de Israel. Estados Unidos calificó la votación de “desafortunada”.
Inestabilidad política y represión policial en Israel
Los israelíes amanecieron con las imágenes de la represión policial contra los manifestantes de la jornada de este lunes que se prolongó hasta la madrugada del martes.
Otro de los colectivos organizadores de las protestas, Israel Libre, escribió a través de su cuenta de Twitter que se trata de una jornada difícil para el Estado de Israel, que sufrió una “terrible herida en el corazón” por parte de un Gobierno “dictatorial”, aunque instó a “renovar y fortalecer la resistencia” contra la reforma.
El foco de atención este martes, sin embargo, no son los hospitales ni los periódicos, sino el Tribunal Supremo, tras la apelación por parte de grupos de la sociedad civil para que tumbe la ley aprobada ayer.
Los juicios contra el primer ministro fueron el detonante de una recomendación este martes por parte de la fiscal general del Estado, Gali Baharav-Miara, para revocar una ley aprobada en marzo de este año que blinda a Netanyahu de la posibilidad de ser recusado o declarado no apto para ejercer las funciones propias de su cargo.
Aquella ley fue vista en su momento como una reacción ante los temores de que el Supremo pudiera obligar a dimitir al mandatario por conflicto de intereses, al ser el líder de una coalición de gobierno que promueve una drástica reforma judicial mientras afronta varios cargos de corrupción. Baharav-Miaria señaló hoy que se trató de “un uso indebido de la autoridad de la Knéset para mejorar la situación personal del primer ministro y permitirle operar desafiando la decisión del tribunal”.