El joven tenía 18 años, era estudiante de la Uvalde High School y trabajaba cinco días a la semana en un local de comida rápida para ayudar económicamente a su familia.
“Parecía ser del tipo tranquilo, el que no dice mucho. Realmente no socializaba con los otros empleados”, describió a CNN su jefe.
La masacre que dejó un saldo de 21 muertos y decenas de heridos, sucedió en la Escuela Primaria Robb, en Uvalde, Texas. De acuerdo a lo que declararon los testigos, el incidente habría ocurrido fuera del establecimiento educativo a las 11.37 horas local.
Según trascendió a la prensa, horas antes de realizar el tiroteo en la escuela, Salvador Ramos baleó a su abuela. La justicia aún no precisó si hay relación entre ambos ataques, ni se tienen novedades del estado de salud de la mujer.
El gobernador del estado, Greg Abbott, confirmó que el agresor “disparó y mató, de manera horrible e incomprensible, a estudiantes y maestros”.
“Se cree que abandonó su vehículo e ingresó al colegio primario en Uvalde con un arma y un rifle”, señaló el primer mandatario de Texas.
Un amigo del joven aseguró para la CNN que hace cuatro días el atacante le “envió una foto del AR-15 que estaba usando” y también “una mochila llena de 5.56 cartuchos, probablemente como siete cargadores”.
En ese mismo testimonio, el adolescente comentó que Ramos era víctima de bullying por parte de otros estudiantes por su vestimenta y el pasar económico de su familia.
El papel de las redes sociales en los tiroteos
Semanas atrás otro joven, llamado Payton Gendron, mató a 10 personas que se encontraban haciendo sus compras en un supermercado en Buffalo, Estados Unidos.
El adolescente utilizó su cuenta de Twitch para filmar la masacre en vivo, como si fuera un videojuego, donde sus seguidores lo alentaban a seguir y replicaban el contenido hacia otras redes sociales.
En el caso de Salvador Ramos y su tiroteo a la escuela, su cuenta de Instagram @salv8dor_ fue lo que facilitó a las autoridades estatales reconocer quién era el autor material del hecho.
El joven subia de forma periódica imágenes de sus armas a sus “Historias” y etiquetaba a sus conocidos en ellas.
“Le respondí porque tenía miedo”, advirtió una joven luego de la masacre en la escuela y publicó en sus redes una conversación que tuvo días antes con el asesino donde este le pedía que difunda su contenido.
“¿Vas a volver a publicar las fotos de mis armas?”, preguntó él. “¿Qué tienen que ver tus armas conmigo?”, le replicó la joven. “Sólo quería etiquetarte”, fue la respuesta de Ramos. “Estoy muy confundida. ¿Por qué?”, replicó ella.
“Agradece que te haya etiquetado”, insistió. “No, sólo me asusta freak. Apenas te conozco y me etiquetas en una foto con unas armas”, finalizó la adolescente la conversación.