Mahsa Amini, una mujer de 22 años, fue detenida en Irán por “uso inapropiado” del pañuelo islámico. Horas después fue asesinada por la “policía de la moral”. El hecho desató la furia de la sociedad, que salió a las calles a protestar, soportando la represión de las fuerzas de seguridad, que ya ocasionó decenas de muertes.
La consigna que lleva adelante el principal partido reformista en las protestas es acabar con la obligación para las mujeres de llevar velo en público.
En ese marco, cientos de manifestantes fueron arrestados, junto con activistas reformistas y al menos 17 periodistas. Así lo comunicó el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), entre ellos Niloufar Hamedi, del diario reformista Shargh, que informó sobre la muerte de Amini.
Por su parte, la televisión estatal habla de “alborotadores” en las calles del norte y oeste de Teherán, así como en “algunas provincias”. Señalaron que estos “habían incendiado propiedades públicas y privadas”.
Se calcula que la impiadosa represión ya dejó al menos 41 muertos, según las cifras oficiales, mientras el grupo Iran Human Rights habla de 54 fallecidos. Además, señalaron que las autoridades habían condicionado la devolución de los cuerpos de los muertos a sus familias a que aceptaran entierros secretos. La mayoría de las muertes habrían tenido lugar en las provincias del Mar Caspio de Guilán y Mazandarán.
En otro orden, el sitio NetBlocks informó que ahora Skype está restringido en el país, como parte del apagón de las comunicaciones que ya afecta a otras plataformas y redes sociales como Instagram, WhatsApp y LinkedIn.
Disturbios y represión incesantes
El jefe de policía de Guilán informó que fueron detenidos “739 alborotadores, incluidas 60 mujeres”, solo en esa provincia. Este sábado, las protestas estallaron nuevamente en la capital de esa provincia, Rasht, como también en varias partes de Teherán, donde la policía antidisturbios se desplegó en gran número.
Hengaw, ONG kurda de defensa de los derechos, destacó que los manifestantes “han tomado el control” de partes de la ciudad de Oshnavieh, en la provincia de Azerbaiyán Occidental. Por su parte, el poder judicial admitió que los protestantes habían “atacado tres bases de Basij”, una milicia islámica que trabaja a órdenes del Estado, en Oshnaviyeh, pero desmintió que las fuerzas de seguridad hubieran perdido el control de la ciudad.
En tanto, el presidente ultraconservador Ebrahim Raisi afirmó que había que lidiar “con decisión” con quienes estaban detrás de la violencia. Lo manifestó luego de que Amnistía Internacional encendiera alarmas por un posible “riesgo de un derramamiento de sangre aún mayor”.
El organismo habló de que las pruebas reunidas en 20 ciudades de Irán apuntan a “un terrible patrón de las fuerzas de seguridad iraníes que disparan deliberada e ilegalmente munición real contra los manifestantes”. De hecho, este viernes circularon imágenes que mostraban a las autoridades en las ciudades de Piranshahr, Mahabad y Urmia disparando probablemente con munición real contra personas desarmadas.
Las protestas se replicaron en Europa
Ante la situación que se vive en el país, cientos de iraníes se manifestaron en París, Atenas y otras ciudades europeas este sábado para denunciar la represión. En París, se concentraron en la céntrica plaza de Chatelet y llamaron al presidente Emmanuel Macron a detener las negociaciones con Irán.
Macron se había reunido y estrechó la mano del presidente iraní al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York esta semana, mientras París busca mantener vivo el acuerdo de 2015 sobre el programa nuclear de Teherán.
Los manifestantes planean realizar una segunda manifestación este domingo en la que tienen la intención de marchar hacia la embajada iraní en París.
En Atenas y Estocolmo algunas mujeres se cortaron el pelo como gesto de solidaridad, y en la capital sueca, otro grupo mostró fotografías de los manifestantes asesinados frente al parlamento.