El Giganotosaurus Carolinii fue descubierto en el suelo de Neuquén y su hallazgo fue de película. Tanto, que ahora estará en un film de verdad: “Jurassic Park: Dominion”.
Sus restos fueron encontrados hace casi 30 años, en Villa El Chocón, una localidad de 2200 habitantes ubicada sobre la margen del Río Limay. En ese pueblo, el Giganoto aparece por todos lados: en el acceso, en las comunicaciones oficiales de la Municipalidad, en los locales de souvenirs.
El Chocón fue fundada en 1968, con la construcción de la central hidroeléctrica montada en el río Limay. Fue “La Obra del siglo” en su momento, un coloso de concreto que brindaría energía a todo el país con la fuerza de sus turbinas.
Para gestionar su manejo, el Gobierno nacional creó la empresa Hidronor SA, cuyos empleados vivirían en la zona, una urbanización de casas iguales totalmente equipadas, sueldos altísimos, pleno empleo y una vida de pueblo. Motorizada por Hidronor, El Chocón llegó a tener casi 5.500 habitantes en su mejor momento. Pero no todo fue color de rosa para el pueblo.
Un dinosaurio al rescate del pueblo
La vida tranquila del lugar llegaría a su fin en la década del ‘90, cuando el gobierno de Carlos Menem anunció la privatización de la empresa, vendida en 1993. Los despidos y la reducción de personal sentenciaron de muerte al pueblo donde los comercios, los hospitales y las escuelas trabajaban para los empleados de Hidronor.
Uno de esos empleados era Rubén Carolini, un mecánico cordobés que había llegado al pueblo en 1974 y se había convertido en jefe de Taller de la empresa. El 25 de julio de 1993, mientras recorría el desierto neuquino en un buggy arenero, encontró lo que parecía una rama en el suelo. Pero no: se trataba de un fémur de 1,10 m de largo y 12 cm de diámetro. Volvió a su casa, revisó un libro de dinosaurio y notó que no había un registro tan grande para un fósil de ese tipo: hasta el Tiranosaurio Rex era un par de centímetros más chico.
El Giganotosaurus medía 13,2 metros de largo, mientras que el T-Rex más grande hallado medía 12,3. En el momento donde el Rex era el rey del mundo -diez antes se había estrenado Jurassic Park- desde Argentina aparecía un retador que se presentaba más grande.
“Desde que apareció el giganoto la gran duda universal era si los ponían a pelear con el Rex quién ganaba. Ahora lo vamos a ver”, se ríe el paleontólogo Leonardo Salgado, haciendo referencia al próximo estreno de la “saga jurásica”. Salgado, su colega Rodolfo Coria y Carolini fueron los tres encargados de extraer el esqueleto de la tierra.
“Con el estreno de Jurassic Park fue una cosa descontrolada, había un furor por los dinosaurios. Coria en el ‘89 había trabajado en la extracción del Argentinosaurio, que fue el cuello largo más grande del mundo y pasó desapercibido hasta en los medios locales”, recuerda Salgado.
Carolini, el gran descubridor
Carolini hoy tiene 78 años y vive en Cipoletti. En su momento de fama, tras el descubrimiento, fue tapa de revistas, grabó documentales con Discovery Channel, e incluso Susana Giménez lo invitó a su living. “Me preguntó si comía hombres”, recuerda Carolini.
Luego de la privatización de Hidronor, la municipalidad de El Chocón había realizado una investigación para buscar de qué manera podrían volver sustentable a la villa. Descubrieron que la respuesta era el turismo, pero sin saber bien cómo. Tenían un embalse que se podía explotar, pero era poco. Fue entonces cuando apareció el Giganoto.
Es que el hallazgo del dinosaurio reveló que toda la zona era tierra fértil de huesos prehistóricos. Se decidió explotar el llamado paleoturismo. Además de los souvenirs, se fundó el Museo Paleontológico Ernesto Bachmann, que atesora los restos originales del Giganoto y otros dinos locales. Fue un éxito, que recibió casi 150 mil visitantes en sus primeros tres años. Carolini fue nombrado director y cambió la vida del pueblo.
Problemas insólitos
Durante su gestión, el mecánico tuvo que arreglar algunas crisis insólitas. En el 95 se desató una pelea con la localidad vecina de Plaza Huincul, luego de que un paleontólogo se llevase la cabeza del Giganotosaurus al museo local para estudiarla. Pasaban los meses y el cráneo no volvía, lo que arrancó una guerra de declaraciones en los medios.
El cráneo volvió a mediados de 1997 por una situación increíble. Un amigo de José Luis Mazzone, intendente de El Chocón, le apostó en una partida de cartas el destino del fósil a Alberto Tucho Pérez, intendente de Huincul. Al ganarle, la cabeza del dinosaurio debió volver al día siguiente a su hogar.
El otro gran conflicto que tuvo Carolini ocurrió en 2006, un año antes de su retiro. Mazzone había ordenado enviar una réplica del fósil rumbo a Hungría sin la autorización del mecánico, que se enteró de la noticia al llegar al museo.
Carolini agarró unas cadenas de nieve y se ató a la exhibición, donde amenazó con quedarse hasta que el esqueleto regresase. “No me iba a levantar si no volvía. Por salud yo no podía estar ahí tirado en el suelo. Vino mi mujer, el gobernador, todos me pedían que me levante, pero no. Era un tema mío con el intendente”, recuerda. La réplica volvió esa noche.
Una vez recuperado el esqueleto, Carolini salió a buscar a Mazzone y lo retó a un duelo a pistolas, en el mismo desierto desde donde había salido el dinosaurio. Solo quedó en un reto y Carolini asegura que “nunca perdió la amistad” con el intendente.
La película: lo único que le faltaba
El paleontólogo Salgado dice que vio todos los trailers de la nueva Jurassic World y que espera impaciente su estreno. Él considera un “cierre de ciclo” esta llegada a la pantalla grande. “La excavación del Giganoto arrancó con el estreno de la primera película y ahora cierra la serie apareciendo el bicho, comiéndose a todo el mundo. Es una satisfacción”, comentó.
Por su lado, Carolini dice que le aburren las películas de dinosaurios. “Yo quería hacer una película acá, el cine es mi otra pasión. Tenía todo filmado, era la historia del hallazgo. Pero no me llevaron el apunte”, dice. Siente que podrían haber hecho mucho más con su dinosaurio. “No lo explotamos bien. Fijate que los yanquis ahora están haciendo una millonada”, se queja.
Además, critica el look que le dio el cine, “unos sobrehuesos que le pusieron a la altura de la nuca que no aparecen en el esqueleto”. Para Carolini, “lo hacen ver mucho más temible, pero no son precisos”.
“Tengo un presentimiento de que va a morir. Porque la hacen los yanquis y no van a perder. O al final se asusta y se va mirando para atrás”, especula en relación al final de la película, aunque también dice que “la irá a ver”.