Se trata de Ana María Orsingher quien pasó 70 días internada en el Hospital Centenario de Gualeguaychú. Tiene 70 años, considerada paciente de riesgo, y con comorbilidad, lo que la llevó a estar al borde de la muerte durante los veinte días en que estuvo en coma inducido, de los 70 días que estuvo internada entre la sala de aislamiento, terapia intensiva Covid, terapia intensiva polivalente y finalmente terapia intermedia donde se le dio el alta médica el 18 de enero pasado.
Los médicos la reconocen como el único caso del Hospital que sale adelante después de haber estado tan crítica, además de tener sobrepeso, ser diabética e hipertensa.
La gualeguaychuense, que pudo superar al virus, dedicó su vida laboral a servir a la comunidad, durante 35 años sirvió como suboficial en la Policía de Entre Ríos y se retiró como suboficial mayor a cargo del departamento de armas en la Jefatura local. Casada con el comisario general (R) Jacinto José Escobar, con quien tuvo 3 hijos, ya llevan 45 años de casados. Juntos superaron una de las pruebas más difícil.
Ana contrajo COVID-19, a través de su hija Johanna, que al vivir bajo el mismo techo, terminó contagiando a sus padres sin saberlo. “Los primeros días fui asintomática, luego comencé a sentir dolor de cabeza, dolor corporal como si tuviera una gripe común, levanté temperatura 37,5 grados y con todos esos síntomas me hisoparon y quedé aislada en el Hotel Embajador a partir del 2 de noviembre”, dijo Johanna, “Al darme positivo los resultados del hisopado y al ser mis padres contactos estrechos también tuvieron que quedar aislados, explicó la joven. “Mi padre tiene 83 años y mi mamá 70 años y los dos eran de riesgos, cuando a ambos les dio positivo de Covid no querían saber nada con internarse. Le hicieron el seguimiento a través de la línea SaludHable y por los riesgos que mi mamá presentaba, más los síntomas que ya presentaba a esa altura, finalmente la tuvimos que internar”, recordó Sebastián el mayor del matrimonio.
“Cuando le hicieron una placa de pulmón, le dio que tenía neumonía y tanto mi mamá como mi papá quedaron internados en la sala 2 de aislamiento del Hospital Centenario. En los primeros siete días desde el momento del contagio a mi papá le pusieron plasma de convaleciente y se recuperó bien y al poco tiempo le dieron el alta. A mi mamá no pudieron transfundirla porque su cuadro se comenzó a agravar y terminó en terapia intensiva”.
“Padecía una hipoxia aguada, no le llegaba oxígeno a cerebro y decidieron entubarla e inducirla a coma farmacológico por la gravedad de su situación. La internaron en terapia Covid el 21 de noviembre y finalmente le dieron el alta el 18 de enero. Su estado era tan crítico que los mismos médicos nos decían que nos fuéramos preparando para la peor noticia, en cualquier momento se iba a activar el protocolo de despedida”, indicó Sebastián. “La primera señal esperanzadora llegó aquel día en que el nieto de Ana, Odiseo de apenas 3 años de edad, le pidió a su papá (Sebastián) que quería mandarle un mensaje (whatsapp) a su abuela convaleciente, el que llegó a través de una enfermera. Odiseo le pedía a su abuela que se recuperara para volver a estar con él.
La enfermera le acercó el celular para que Ana, quien permanecía en coma lo escuchara, y tras escuchar la voz de su nieto, Ana movió algunos dedos de la mano y una lágrima comenzó a correr sobre su rostro.
En la entrevista a ElArgentino, Sebastián cuenta: “No podíamos verla, solo recibimos los partes por teléfono y siempre estaba el riesgo de que muriera por algún virus intrahospitalario que es otro de los riesgos que tiene los pacientes internado en terapia intensiva, porque el coronavirus afecta al sistema inmunológico”. Contra todo pronóstico, Ana se recuperó, pero cayó con neumonía, tras una infección intrahospitalaria, lo que hubo que internarla 14 días más con una traqueotomía y “tras haberle dado bien los análisis en la cual ya no tenía coronavirus, la pasaron a terapia intensiva polivalente donde terminó estando 20 días más”, remarcó.
“Lo que pensamos es que mi mamá se salvó, gracias al personal de salud y porque justo cayó internada como paciente crítico en un momento en que la situación epidemiológica no era tan grave como ahora y el sistema de salud no estaba tan sobrecargado. Si esto hubiera ocurrido ahora a mi madre no la tendríamos entre nosotros, porque sería imposible tenerla internada con respirador durante 35 días como sucedió”.
Ana María lleva adelante el trabajo de recuperación, sus músculos se atrofiaron y sufre de disnea, los pulmones quedaron resentidos y no puede caminar porque se agita.
“Los que nos dijeron los médicos es que un día de respirador son siete días de recuperación así que estimamos que tendrá ocho meses por delante para poco a poco volver a la normalidad”, expresó Sebastián, Junto a Johana, quienes quisieron hacer público esta historia, para compartir con la población que “el coronavirus no es una gripe común, si bien los jóvenes no presentan síntomas graves, pero son ellos los que luego terminan contagiando a los mayores”, manifestaron.