Analía Paniagua está embarazada del bebé de sus amigos Lorena Moratelli y Carlos Corzo, gracias al método de maternidad subrogada. La historia de dos mujeres hermanadas por el dolor y la esperanza de volver a ser madres.
Lorena Moratelli tenía 38 años cuando consultó por la subrogación de vientre. Ya había perdido tres hijos: dos habían muerto con cinco meses de gestación y la tercera había llegado al sexto mes, pero había sobrevivido fuera del útero sólo diez días. "Le dimos un besito y la tuvimos diez días con vida, pero murió en mis brazos. No se lo deseo a nadie. Tan chiquita e inocente.. Hasta los médicos lloraban conmigo cuando nos despedíamos. Y mi marido.. ¡lo que sufrió Lolo! Porque muchos piensan que perder un hijo sólo nos duele a nosotras, pero a los papás también", recuerda.
Lorena conoció a Carlos Corzo -Lolo, para todos- en 2006, porque era amigo de su cuñado. Ella era madre soltera y trabajaba en el Bingo de Avellaneda -como ahora- y criaba a Ignacio, que hoy tiene 18 años. Se fueron a vivir juntos y Lolo pasó ser como un padre para su hijo.
Una tarde, un amigo la llamó para decirle que prendiera la TV, que estaban hablando de vientre subrogado en la Argentina. "Agarré el final de una entrevista con la doctora Fabiana Quaini, abogada especializada en derecho internacional de familia. La fui a ver a su estudio y ella me habló del doctor Sergio Pasqualini y de Halitus. Me hicieron todos los estudios y me confirmaron que mi útero estaba partido en mil pedazos después. Me dijeron que era muy posible que volviera a pasar lo mismo. Subrogar un vientre era la única opción", asegura y agrega que gracias a que el especialista achicó los costos, Lorena y su marido, pudieron afrontar el tratamiento con esfuerzo.
Sin embargo, lo primero sería encontrar una subrogante.
Desde Gualeguaychú, Analía Paniagua (46), que es de Avellaneda pero vive en Entre Ríos hace más de 20 años, sintió una profunda tristeza cuando murió Lola. "Mi panza está disponible. Contá conmigo", le dijo por teléfono a Lolo después de darle el pésame. Analía y Lorena no eran íntimas amigas, pero tenían muy buena relación. Lolo era muy amigo de Claudio, el ex marido de Analía. "No sé por qué se lo ofrecí. Ni cuánto sabía de subrogación. Sólo sé que se lo dije", recuerda Analía.
Licenciada en nutrición, Analía es mamá de Lucila (20), Martín (16) y de Sara, que falleció en junio del 2017, cuando tenía sólo once años. "Tenía una enfermedad del espectro autista. Un invierno se agarró laringitis, tuvo un infarto masivo y no hubo manera de salvarla", relata Analía, que trabaja en el bioabordaje nutritivo de niños con esta condición.
"Con su sonrisa enorme, Sarita me enseñó un mundo nuevo. Con ella aprendí a ver, escuchar y sentir distinto. Vivo lo más feliz que puedo, hasta que vuelva a encontrarme con ella", asegura la entrerriana por adopción que ofreció su cuerpo para ayudar a sus amigos.
En marzo de 2018, Lorena y Lolo se presentaron en Halitus con Analía, para empezar el tratamiento. Después de dos días de test psicológicos exhaustivos constataron que estaba apta para ser subrogante. Los médicos comprobaron que su útero estaba en buen estado y pasaron casi un año haciéndole estudios. El 18 de enero de este año, a Analía le trasfirieron un embrión conformado por un óvulo de Lorena y el esperma de Lolo. Ese primer intento no prendió. Pero en junio volvieron a intentarlo, de la misma manera. Era la última oportunidad: el único embrión que les quedaba. "Tuve miedo de saltar y gritar cuando Ana me mandó el resultado positivo del análisis de sangre. Lo repetimos las dos semanas siguientes, para confirmarlo, y por primera vez en muchos años lloré de alegría", cuenta Lorena y agrega que en todo momento estuvo contenida por la doctora Florencia Inciarte, coordinadora del programa de útero subrogado de Halitus Instituto Médico.
Analía está embarazada de 17 semanas y calcula viajar desde Gualeguaychú a Buenos Aires a fin de año, para que el bebé nazca con sus padres. La fecha probable de parto es 25 de enero.
Además, Analía será la madrina de Santino. "No tengo nadie de quien desprenderme, porque no lo tengo agarrado. Este bebé no es mío. Simplemente soy un canal. Es un concepto que tengo muy trabajado. Mis pensamientos y planes son como madrina. Todo viene de un amor desinteresado, que me impulsa a ayudar a mis amigos. Lo hago porque puedo. Me resulta natural", asegura.
"Muchos no entienden lo que estamos haciendo y a mí me encanta explicarles", asegura Lorena. "Les cuento que Analía es una persona preparada e inteligente, que está prestando su cuerpo. Que acá no hay dinero de por medio. Sólo amor. Estoy súper tranquila, porque es una mujer muy cuidadosa. Nadie mejor que ella para llevar a mi hijo en su panza", agrega.
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Somos mucho más que amigas
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somos hermanas
. No tengo manera de agradecerle todo lo que está haciendo por mí. Al fin y al cabo, somos dos mamás que sabemos lo que es el dolor", reflexiona Lorena. Mientras que Analía, en lugar de responder al agradecimiento, se conmueve: "Lore es muy generosa. Me permite cuidar a su bebé. Me lo entrega y confía. Soy yo la que está agradecida".