Ante la falta de acceso a la conectividad en las escuelas donde trabaja, hace cuatro años, Nahuel Hollman decidió introducir el uso del celular en sus clases. Así, logró transformar una herramienta que por mucho tiempo fue catalogada como un “distractor” para los estudiantes, en una aliada para los docentes.
Eso fue solo el primer paso para un cambio 360° en la Escuela Primaria N° 553, en San Cayetano, provincia de Corrientes, donde el acceso a recursos tecnológicos es muy limitado. Luego de hablar con los directivos de la escuela, logró implementar prácticas como programación, inteligencia artificial y gamificación de forma transversal en todas las materias utilizando las tecnologías de forma humanizada y responsable.
“Mis estudiantes son en su mayoría hijos de personas que trabajan la tierra, que tienen sus plantaciones”, señala Nahuel, de 42 años y que ejerce como docente hace 15, “Mi objetivo es llevar la robótica a sus casas y enseñarles a hacer proyectos que los ayude en su día a día, por ejemplo, de riego inteligente”.
“Con una placa de robótica y una conexión a wifi con el celular pueden prender o apagar una bomba de agua para que puedan regar sus plantaciones”, explica el docente. “Entonces, si yo estoy en Corrientes capital y me olvidé de regar mi huerta, ¿lo puedo hacer con este proyecto?”, pregunta Nahuel durante una de sus clases a un grupo de estudiantes, que lo miran expectantes e intrigados. Los alumnos responden con un “sí” al unísono.
Chicas a Marte: un proyecto para achicar la brecha de género en las ciencias
Si bien el paso a la virtualidad conlleva una gran dificultad para la mayoría de los docentes, Nahuel destaca que a él la pandemia le “abrió una gran ventana para conocer muchos profesores de diferentes países de América Latina”.
“Generamos una red de intercambio de conocimientos y proyectos y de esta red surgió Misión STEAM Latam: Chicas a Marte”, cuenta el finalista del Premio Docentes que Inspiran.
Para 2050, el 75% de los trabajos estará relacionado con las áreas de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemática. Sin embargo, menos del 30% de los investigadores en ciencia y tecnología son mujeres, según datos recientes de ONU Mujeres.
Este proyecto, desarrollado por Nahuel en conjunto con un grupo de alumnas, tiene como objetivo achicar la brecha de género en el ámbito de las ciencias y la tecnología: “Ellas simulaban ser astronautas y en el viaje a Marte, iban aprendiendo diferentes tecnologías. Combinaron la programación con la realidad aumentada e inteligencia artificial”.
La iniciativa tuvo alcance internacional, contando con la participación de estudiantes de Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela. “Gracias a este proyecto, muchas niñas vieron la posibilidad de -en un futuro- poder estudiar una carrera vinculada con la ingeniería o las ciencias”, agrega Nahuel.
“Aparte de aprender a usar diversas tecnologías, tuve la posibilidad de socializar con niñas de otros países y provincias”, cuenta Rocío Fernández, una de las alumnas de Nahuel, “No todos tienen esta oportunidad que yo tengo y hay que aprovecharla”.
“Ser docente es acompañarlos en su crecimiento, ayudarlos para la vida”, concluye Nahuel, “Que lo aprendido tenga un valor, que sean grandes ciudadanos, y sobre todo que sean empáticos y solidarios”.
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Premio Docentes que Inspiran
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