Las metas que debe alcanzar el ministro de Economía, Sergio Massa, son claras: tranquilizar a los mercados, contener la inflación, y cumplir con el objetivo de un déficit primario del 2,5% pactado con el FMI. La tarea no es fácil, y sólo para poder lograr la tecera, las medidas tomadas hasta el momento no son suficientes.
Massa ya determinó un tope al gasto para los ministerios, el congelamiento de las contrataciones de personal en el Estado y una mayor quita de subsidios a las tarifas de luz, gas y agua. Esto último permitirá al Estado “ahorrar” $500.000 millones al año. Pero no será suficiente.
Los economistas y consultores privados comienzan a especular qué otros recortes podrían concretarse a fin de llegar a la meta de rojo primario acordada con el Fondo.
Si bien la alta inflación permitirá, por un lado, “licuar” en parte los gastos en términos nominales, por otro, reforzará los reclamos por compensaciones para los sectores más golpeados por la escalada de precios. Esto quiere decir que el ministro deberá encontrar el punto medio para cumplir con todo en los próximos meses.
Cuánto más debería ajustar Massa
Según cálculos de la consultora Equilibria, será necesario un ajuste de 0,9% si los ingresos al Estado se mantienen como en los últimos 12 meses. Sin embargo, como la previsión apunta a que el ritmo de ingresos decaiga en el segundo tramo de 2022, el esfuerzo ascendería al 1,6% del PBI.
Esto significa que no alcanzará con los topes a los subsidios, al menos con lo que se conoce hasta el momento. Desde Equilibra estiman que este recorte (total, pero de manera gradual para 4 millones de hogares de ingresos altos) y parcial y gradual para algunos usuarios de segmentos medios, puede implicar una baja en el gasto en torno a 0,2% del PBI.
Por su parte, en la consultora Ecolatina están de acuerdo con los números de Equilibra. Según el economista jefe, Santiago Manoukian, el margen para desvíos expansivos es más acotado que antes: no solo para cumplir con la meta con el FMI sino por la decisión de no solicitar adelantos transitorios al BCRA en lo que resta del año.
“Necesariamente, la mitad del año estará signada por una mayor austeridad fiscal”, señaló. Y explicó que la baja del gasto debería estar en 10% interanual (similar a la tasa de crecimiento real del primer semestre), lo que implicaría una caída del 8% contra el promedio real de los últimos diez años.
También las erogaciones deberían sufrir un recorte real en su comparación semestral. Esto último se traduciría en un ajuste fiscal (intra-año) casi inédito en los últimos 30 años: sólo en 2001 y en 2002 el gasto primario del segundo semestre fue inferior al del primer semestre en términos reales.
Qué rol juega la alta inflación en el ajuste
Tanto desde Equilibra como de Ecolatina sostienen que el efecto inflacionario ayudará a reducir en términos reales gran parte de partidas hasta fin de año. Monoukian destaca, asimismo, que más del 40% del gasto indexado (jubilaciones y otras prestaciones) tendrá ajustes también acotados.
La suba de jubilaciones y otras prestaciones que paga la Anses se reducirán en 0,6% del PBI por efecto inflación. Y en caso de sumarse los bonos de $7000 que se pagarán entre septiembre y noviembre a los jubilados con ingresos de hasta dos haberes mínimos, alcanzará el 0,4% del producto.
En cuanto a los salarios, probablemente se buscará acotar su crecimiento. Para Ecolatina, habrá que monitorear la dinámica de las paritarias.
En cuanto al recorte de las transferencias no automáticas a las provincias, Equilibra calcula en 0,1% del PBI. Por esto, se refuerza el guiño del Congreso al nuevo consenso fiscal que le permite a los gobernadores sumar impuestos.
Por otro parte, Massa debe mantener acotadas las erogaciones operativas del Estado con un control sobre los gastos accionales, en una “estrategia estaría en línea con la ratificación del techo presupuestado para el gasto en cada uno de los ministerios”. En las transferencias a las provincias los ejes a tener bajo control serán:
- Bienes y servicios destinados al funcionamiento operativo;
- Gastos corrientes;
- Gastos de capital (probablemente termine en los mismos niveles que 2021 en términos del PBI).